Hace unas
semanas, Saúl Craviotto (Lérida, 1984) estuvo en Mozambique de la mano de Manos
Unidas
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Foto: Manos Unidas/Limbo Agency |
El
cuádruple medallista olímpico en piragüismo subraya que una experiencia así «te
abre a la realidad del mundo y te pone los pies en el suelo». Aunque ahora está
centrado en los Juegos Olímpicos de Tokio, su familia y su trabajo como
policía, confía en seguir colaborando con la ONGD de la Iglesia.
Acaba de estar en
Mozambique con Manos Unidas, ¿cómo ha sido la experiencia?
Ha sido una experiencia muy
bonita, he vivido algo inolvidable. Es necesario de vez en cuando conocer
países como Mozambique porque te abre a la realidad del mundo y te pone los
pies en el suelo. Recuerdo a niños con patinetes hechos con cuatro palos o
pelotas de fútbol hechas con plásticos, envueltas con cinta aislante. O cosas
complicadas como a un niño con una infección en el oído, que estaba supurando
pus, sin antibiótico ni nada para el dolor.
¿Le gustaría conocer otros
proyectos de Manos Unidas de primera mano?
Me encantaría. He podido
ver la experiencia con los responsables de Manos Unidas. Son gente maravillosa
con un corazón brutal, que trabaja de forma altruista. He podido palpar cómo
usan el dinero, cómo tratan a las personas, y me he enamorado de su labor.
Estoy encantado de colaborar y me encantaría seguir vinculado a ellos.
Esa entrega se ve muy
nítida en los misioneros…
Conocí al padre Germán, que
estuvo 20 años en el Congo y lleva otros veintitantos en Mozambique. Es una
persona que ha entregado su vida por y para los demás. Tienen el cielo ganado.
El proyecto que visitó une
educación y deporte. Buen binomio, ¿no?
Fuimos a inaugurar un
pabellón para que más de 1.200 niños pudieran jugar al fútbol sala, al
baloncesto y al balonmano. Cualquier acción que hubiera podido hacer para
mejorar la calidad de vida de la gente allí habría sido bonita, pero, siendo
deportista, algo así me llena mucho más. El deporte me ha ayudado para todo, me
ha forjado la personalidad, ha forjado mis valores. Es necesario invertir en
deporte en España, en Mozambique y en cualquier parte del mundo. Mientras los
niños estén haciendo deporte, no estarán haciendo otras cosas.
Muchos niños admiran a Saúl
Craviotto…
Ser el espejo de muchos
niños, sobre todo piragüistas que están empezando y me ven casi como un héroe,
como veía yo a los del Equipo Nacional cuando era un crío, es una gran
responsabilidad. Espero que vean a un chaval normal. Lo que hay que enseñarles
es que las cosas, ya sea en los estudios, el trabajo, el deporte o cualquier
ámbito, se tienen que vivir con mucha constancia, sin tirar la toalla. Cuando
voy a dar charlas a los colegios, intento transmitir eso y no venderles humo al
estilo de libros de «ponte en forma en cuatro días». Las cosas se consiguen con
mucho esfuerzo.
Tras sus títulos, ¿ha
aumentado el interés por el piragüismo?
Desconozco el número de
fichas pero donde entreno, en Asturias, sí se ve movimiento… Supongo que,
gracias a Carolina Marín, también habrá quien se interese por el bádminton. Si
he podido aportar mi granito de arena para que haya más deporte o más
piragüismo, bienvenido sea.
¿Cómo se compagina entrenar
en Asturias con una gastronomía como la de allí?
[Se ríe] Complicado. La
alimentación es un pilar básico para un deportista y en Asturias hay muy buen
producto, se come en abundancia…
Hablando de cocina, ¿con
qué se queda de su victoria en Masterchef Celebrity?
Me quedo con la
experiencia, que al final es con lo que me voy a quedar de todo. Me quedo con
los compañeros que hice, con haber conocido el mundo de la televisión por
dentro, con las puertas que se han abierto… Antes no sabía hacer nada, pero
ahora he perdido un poco el miedo a cocina. Aunque ya estoy otra vez más en la
rueda del deporte y a mi mujer le encanta cocinar, los fines de semana intento
hacer algo para no perder lo que aprendí.
En redes muestra orgulloso
a su familia…
Es el apoyo principal. Sin mi
mujer, mis hijas [de 10 meses y 4 años], mis padres y mis hermanos, no sería
quien soy. Son la alegría de mi vida; son mi sustento, mi pilar.
La victoria suele saber
bien, ¿tenerlos a su lado hace más llevadera la derrota?
Sí, los que suelen estar
cuando fallas son tus familiares y tus amigos de verdad. La victoria o el éxito
tienen muchos amigos, todo el mundo quiere ponerse en las fotos, recibes muchos
mensajes; pero cuando fracasas o te va mal, la cosa cambia.
¿Qué retos tiene ahora por
delante?
Sigo muy unido al tema
deportivo y, por supuesto, con mi familia; la cocina la dejo algo más de lado,
y sigo ejerciendo de policía… El reto deportivo que tengo ahora es ir a Tokio,
a mis cuartos Juegos Olímpicos, e intentar una quinta medalla olímpica. Después
ya veremos hay que tener algún reto.
Rodrigo Pinedo
Fuente: Alfa y Omega