Juan
José Daboud, ex director gerente del Banco Mundial, habla de las presiones
internacionales para promover el aborto o la ideología de género
Videoconferencia de Juan José Daboud
en el congreso 50 años de Mayo del 68. Foto: UFV
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¿Qué hay de
verdad en la teoría del Nuevo Orden Mundial? ¿Existen realmente
centros de poder internacionales conjurados para propagar el aborto y la
ideología de género por todo el planeta?
Pocas personas mejor capacitadas para
responder con rigor a estas preguntas que Juan José Daboud, ex director gerente
del Banco Mundial (2006-2010) y antiguo ministro de Finanzas de El Salvador
(1999-2004), que atiende a Alfa y Omega unas horas antes de
participar por videoconferencia en el congreso 50 años de Mayo del 68.
Defensor
–matiza– de las sociedades y las economías abiertas, Daboud denuncia sin
embargo que «algunos países occidentales utilizan sus ayudas o financiación
blanda a los países en vías de desarrollo, ya sea directamente o a través de
instituciones como la ONU o el mismo Banco Mundial, para sugerirles o incluso
condicionar sus ayudas a que promuevan políticas sociales o de salud similares
a las que ellos impulsan».
Cierto que a
menudo los gobiernos de los países del sur no necesitan ser persuadidos para
llevar a cabo esta agenda ideológica, añade, citando el caso de la izquierda
salvadoreña. «En un país golpeado por la pobreza y la violencia, la primera
medida que intentó impulsar en 2009 el Frente Farabundo Martí para la
Liberación Nacional [sin éxito] fue la redefinición del matrimonio».
Durante su
primer y único mandato en el Banco Mundial (rechazó presentarse a la reelección),
Daboud supervisó las operaciones del Banco Mundial en América Latina, África,
Asia y Oriente Medio. Uno de los casos que más le marcaron fue un crédito a
Madagascar, que el Reino Unido, Francia y Alemania quisieron utilizar para
«destinar recursos a programas de planificación familiar, incluso más allá del
consenso de El Cairo», esto es, incluyendo abiertamente el aborto.
«A mí me tocaba
revisar los proyectos, así que hice una serie de consultas: ¿era esto algo que
el Banco Mundial estaba empujando? ¿Lo estaba solicitando el país receptor?
¿Cómo se piensa medir el efecto de estos recursos, para asegurar que no son
desviados para la corrupción u otros fines inadecuados?», recuerda. «Mi
intención no era retener nada, porque yo no tenía esa facultad, que correspondía
a la junta directiva, pero el mero hecho de hacer estas preguntas generó un
ataque inmenso».
Diarios como
el New York Times le acusaron de «querer que mueran muchas
mujeres», «dijeron que yo era del Opus Dei –no lo soy, aunque los quiero y lo
respeto mucho–…». Ante lo cual comprendió que «hay temas sobre los que, si a
uno se le ocurre siquiera preguntar, recibe un bombardeo de críticas
desproporcionado».
Dicho esto,
Juan José Daboud afirma que, pese a algún incidente de este tipo, «yo fui
director durante todo el período de mi nombramiento, no tuve problemas». No hay
vetos en los puestos de responsabilidad a las personas con convicciones
provida, pero «sus ideas serán minoritarias». «La mayoría, por convicción o por
presión, quiere estar del lado de lo que es políticamente correcto, y no del
lado de los valores».
Pese a lo cual,
Daboud no duda en animar a la participación de los católicos en este tipo de
organizaciones internacionales. «Desde dentro, uno tiene la posibilidad de
incidir de alguna manera, inteligente y diplomáticamente», argumenta.
R. B.
Fuente: Alfa y
Omega