De
la mano ya no hay miedo
Hola,
buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
¿A
que te ha pasado que, al estrenar unos zapatos, te han hecho una rozadura? Pues
así está mi pobre talón.
El
otro día vi que los zapatos estaban rotos, tenían un agujero y parte de la
suela se había despegado. La verdad es que me daba pena y me costaba
desprenderme de ellos, ahora que se habían hecho a mi pie... Porque mira que
cuesta que un zapato se amolde a nuestro pie; las pasas de todos los colores
hasta que llegas a estar realmente a gusto.
Yo
estaba en este punto cuando apareció el agujero. Así pues, decidida, cambié de
zapatos y, con esperanza firme en los nuevos, los estrene. Pero, ¡sorpresa!,
(la de tantas veces), rozadura en el talón.
La
consecuencia inmediata fue que los zapatos nuevos volvieron al armario. Me cogí
los rotos otra vez y les limpie bien para que al menos parecieran menos
viejos...
Cuando
estaba en la oración le decía al Señor que me daba miedo ponerme los zapatos
nuevos, porque el dolor volvería. Me daba cuenta de que muchas veces no
volvemos a intentar las cosas, nos quedamos en lo que pasó y pensamos que
siempre va a ser así. El miedo nos paraliza.
El
domingo, en una visita, comenté que el miedo muchas veces nos impide ver lo
bueno que hay, y salieron a la luz mis rozaduras. Fue impresionante, porque una
señora se levantó y, dándome una pequeña caja, me dijo:
-Es
un apósito para ampollas; póntelo y se te curará. Así podrás volver a estrenar
tus zapatos.
La
certeza con que me lo dijo me generó una gran confianza, y así lo he hecho.
Efectivamente, la ampolla está casi curada. Espero en breve volver a los
zapatos.
Cuántas
veces, cuando tenemos miedo, lo que necesitamos es una mano que nos dé certeza,
confianza... para poder curar nuestra herida y volver a caminar.
Jesús
te ama con locura y ha dado su vida por ti, para que con sus heridas queden
curadas las tuyas. Sé que tienes a tu lado a la persona que te da la mano para
caminar sin miedo. No rechaces esa mano. Confía, que Jesús está a tu lado y Él
quiere esa mediación para caminar.
Hoy
el reto del amor es que le pidas a Jesús ver la persona que Él te ha puesto al
lado para caminar, para luchar contra el miedo que tanto paraliza. Y, una vez
que la descubras, agárrala fuerte.
VIVE
DE CRISTO
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Fuente:
Dominicas de Lerma
