El
verdadero regalo
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
No
te puedes imaginar lo difícil que me ha resultado escribir el reto estas
últimas semanas. No es que el Señor no me regalase anécdotas, ¡me las daba a
cientos!, pero no podía compartirlas. Sí, todo eran “asuntos secretos”.
¡Resulta que hoy es el cumpleaños de Israel, y yo soy la que le hace los
regalos!
Es
la primera vez que tengo que enfrentarme a algo así en solitario. Y, por supuesto,
me he tropezado con la famosa pregunta: “¿Y qué se le regala a una monja de
clausura?”, con el añadido de que aquí no hay tiendas ni nada que comprar. El
Señor te regala dos manos, tiempo... ¡y a darle duro al ingenio!
Si
el Señor quiere, espero poder compartirte alguna de las mil peripecias que me
han sucedido. Pero hoy, cuando estaba orando todo lo vivido, me ha venido a la
memoria una frase que leí hace tiempo:
“Cuando
alguien te hace un obsequio, el regalo no es lo que va envuelto... El regalo
son las manos que lo sostienen”.
Y,
es verdad: cuando anoche terminé de preparar todo, me di cuenta de que cada
detalle era en realidad un pedacito de oración, de cariño. No es el objeto en
sí, sino el amor que lleva y refleja.
Si
esto nos pasa a nosotros, ¡cuánto más al Señor! Él, a cada instante, nos
prepara mil regalos: la luz del amanecer, esa sonrisa ¡o, simplemente, que
ahora mismo hayas respirado!
Son
regalos bellos, hermosos, pero el verdadero Regalo, está en las Manos que nos
los entregan. En cada uno de esos detalles, Cristo proclama a voces lo mucho
que te ama, lo mucho que le importas. ¿Respiraste otra vez? ¡Qué bueno es el
Señor...!
Hoy
el reto del amor es que hagas un regalo. No necesitas “ir de tiendas”, no, ¡el
Señor te ha regalado dos manos! Así pues, hoy dale gracias por todo lo que te
da, ¡descúbrele! Y, en este día, ten un detalle de cariño con alguien cercano a
ti. Puedes prepararle un buen bocadillo, ¡o tirar la basura! Tal vez parecen
pequeños gestos, ¡pero lo importante es el amor que llevan! ¡Felicidades,
Israel!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma