A
lo largo de esta jornada, el trabajo de la Asamblea se centró en el análisis de
la tercera parte del Instrumentum Laboris y su acción característica, de
"elegir"
La
12° Congregación General del Sínodo de los Obispos dedicado a los Jóvenes, la
Fe y el Discernimiento vocacional; inició con el análisis de la tercera parte
del Instrumentum Laboris, sobre el tema "La elección: caminos de conversión
pastoral y misionera", en la que participaron 254 Padres sinodales.
La
12ª Congregación General del Sínodo celebrada la mañana del 16 de octubre en el
Vaticano, trajo como premisa un regalo especial para el Papa Francisco: una
cesta con 1.500 postales escritas por jóvenes franceses, estudiantes de
secundaria que participaron en un encuentro presinodal en Lourdes.
El
evento fue organizado por "Le Fraternel", más conocido como "Le
Frat": una iniciativa de oración y encuentro nacida hace ciento diez años
y dedicada a los niños de 15 a 18 años de las ocho diócesis de Île-de-France.
Los obispos de Francia presentes en el Sínodo fueron los encargados de entregar
el regalo al Santo Padre.
Elegir significa dar un
salto adelante en el amor
A
lo largo de esta jornada, el trabajo de la Asamblea se centró en el análisis de
la tercera parte del Instrumentum Laboris y su acción característica, de
"elegir".
El
Relator General, Cardenal da Rocha, explicó el sentido de esta acción haciendo
hincapié en que elegir significa convertir el corazón y la mente para renovar
las prácticas pastorales; significa, en palabras del Papa Francisco, "dar
un salto adelante en el amor" para ser verdaderamente "una Iglesia en
salida, abierta en el diálogo con los jóvenes, signo de fraternidad en un mundo
desgarrado, misionera de manera integral y desinteresada, con un estilo
acogedor para todos".
Los jóvenes, la nueva
piedra angular de la Iglesia
Como
siempre, uno de los momentos más esperados en el Aula sinodal fue cuando
hablaron los jóvenes; cuando la voz de quienes viven la experiencia de
"ser parte de la juventud en pleno siglo XXI se eleva sobre la de aquellos
que pertenecen a las generaciones más antiguas", las cuales constan de
mayor experiencia pero al mismo tiempo, necesitan la guía de una visión más
actualizada sobre las distintas realidades que vive el mundo.
Y
en este contexto, destacó el testimonio del joven auditor Percival Holt,
originario de la India, quien subrayó cómo los jóvenes son "llamas
ardientes", pero a veces solitarias y tristes.
La
juventud contemporánea busca un verdadero Pastor -explica Percival- busca a
Cristo, porque los jóvenes de hoy pueden ser tan egoístas como Pedro, pero al
igual que el Apóstol tienen el potencial de convertirse en una "piedra
angular".
Formación de calidad para
el liderazgo del futuro
Por
otra parte, la Asamblea destacó que es urgente preparar adecuadamente a los
jóvenes para que, gracias a una visión bíblica del mundo, "puedan ser los
líderes del mañana que sepan escuchar con un sentido crítico adecuado,
comprometiéndose a construir una sociedad menos corrupta y más justa".
Por
ello, "es fundamental reforzar la formación de los jóvenes, la pastoral
juvenil debe ser de calidad y no de producción masiva".
De
ahí la preocupación de algunos Padres sinodales ante el deterioro del sistema
educativo puesto que, en algunos países, la escuela ya no puede desempeñar su
papel formativo. Y al respecto, señalan que la Iglesia debería implicarse más
en este campo, ya que "es de ella, precisamente en su papel de Madre, de
donde los jóvenes esperan recibir una palabra de luz, respuestas claras,
verdades que no se diluyen para así, ayudarles a desarrollar la capacidad de
juicio y tomar decisiones maduras, al servicio del bien común".
El "milagro del amor
desinteresado"
Hoy,
en efecto -señala el Sínodo-, el milagro del amor desinteresado parece absurdo,
la solidaridad está disminuyendo, el sentido de la justicia se ve con
indiferencia.
Y
frente al reduccionismo antropológico, en el que el hombre se ve reducido al
mero consumo; los jóvenes ya no pueden hacerse cargo de su propio destino, sino
que ven su futuro "hipotecado", viven a menudo en la pobreza y sufren
el fracaso de la gobernanza local.
Pese
a todo, se destaca que el amor al prójimo no puede limitarse a la esfera
privada: "debe volver a realizarse en los sectores sociales, políticos e
institucionales".
Por
eso, la Iglesia debe apoyar a los jóvenes, hablar con ellos y hacerlos
protagonistas de la evangelización, "para que sean embajadores de la fe
con sus coetáneos".
El
Sínodo propone también centrarse en el voluntariado internacional, "una
oportunidad que debe ofrecerse a las nuevas generaciones para reforzar la fe en
la acción y crear vínculos entre las diferentes Conferencias Episcopales del
mundo".
Migración y diálogo
interreligioso
Asimismo,
la Cámara General volvió a abordar la cuestión de la migración, reafirmando la
necesidad de acoger, proteger, promover e integrar a los inmigrantes, pero
también de mantener su identidad de origen, para que puedan enriquecer sus
sociedades de acogida con su patrimonio cultural y espiritual.
Al
mismo tiempo, el Sínodo lanza un fuerte llamamiento: "no mostrarse
indiferentes ante los numerosos jóvenes migrantes que se ahogan en el
Mediterráneo, cada uno de ellos tiene un nombre y una historia que no pueden
ser olvidados".
En
relación con el tema de las migraciones, los Padres sinodales apuntan también
sobre el eje fundamental del diálogo interreligioso, en particular con el
Islam: «el diálogo es esencial para no encerrarse en uno mismo -dicen-, para no
correr el riesgo de ser una Iglesia "en asfixia"».
Es
importante, sin embargo, no imponer las propias creencias, no hacer
proselitismo, sino dar un testimonio atractivo y coherente, conscientes de que
las diferentes religiones no son un obstáculo insuperable, sino un camino que,
por sendas diferentes, "conduce al mismo Dios".
Predicar con el ejemplo,
"levantarse del sofá"
Otra
de las propuestas recalcadas en el Aula sinodal es la importancia de predicar
con el ejemplo.
«Si
los jóvenes ven salir a los obispos, tendrán el valor de "levantarse del
sofá" y ponerse al servicio del bien común, especialmente en las
periferias, con los pobres y los excluidos».
Por
esta razón, "es importante relanzar las parroquias, lugares donde los
niños puedan desarrollar un sentido cívico y social adecuado, gracias a una
catequesis renovada". De ahí también la idea de crear, a nivel diocesano,
un Consejo para los jóvenes, que sea un espacio de escucha y discernimiento,
para que ellos puedan contribuir a la inculturación del mensaje cristiano en el
mundo. El Sínodo sugiere también no descuidar la piedad popular, "tesoro
de las iglesias locales, ya que permite profundizar en la fe con alegría".
La música, instrumento de
evangelización
Lo
mismo ocurre con la música, capaz de emocionar directamente al mundo de los
jóvenes: "en ella, de hecho, -dice la Asamblea- los jóvenes buscan algo
convincente, capaz de expresar sus alegrías y sus disgustos. El descubrimiento
de la belleza de la fe y de la fascinación del Evangelio pasa también por aquí:
la música puede servir para una primera evangelización, porque cuando es bella
conduce hacia la nostalgia del cielo. Sin seguir las modas comerciales del
momento, las formas musicales deben ser, pues, instrumentos poderosos y
significativos de evangelización, porque los corazones de los jóvenes deben
estar llenos de belleza, para llevar la luz de Dios a sus vidas".
Sofía Lobos - Ciudad
del Vaticano
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