Este
lunes, 15 de octubre, se ha celebrado la fiesta de santa Teresa de Jesús,
primera mujer declarada doctora de la Iglesia universal por san Pablo VI, el 15
de octubre de 1967
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Foto: EFE/Raúl Sanchidrián |
Día
también en el que se clausura el Año Jubilar Teresiano en la Iglesia del Monasterio
de la Anunciación, en Alba de Tormes, donde reposan los restos mortales de la
santa.
El
cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, recuerda en su carta
dominical que «si seguimos su testimonio, nos puede ayudar a revitalizar
nuestro sentido de comunión con la Iglesia y a hacer de la Iglesia una misma
casa».
Cristo
«es el centro de todo el pensamiento teresiano. Esta es la primera lección que
nos propone» santa Teresa de Jesús para el final de este Año Jubilar Teresiano.
«Debemos profundizar más en el conocimiento de Cristo, en su realidad humana y
en su realidad trascendente.
Debemos
conocer su historia, cómo se hizo hombre, cómo vivió inserto en la cultura de
su pueblo y cómo se nos manifiesta», asegura el cardenal Omella. Y
propone que lo hagamos «a través de los escritos bíblicos, de las confesiones
de fe de la Iglesia primitiva y de las decisiones de los primeros concilios
ecuménicos».
Santa
Teresa de Jesús, asegura el arzobispo de Barcelona, »es una maestra del sentido
de Iglesia». Ella, «en el momento de su muerte, dijo: “Al final, Señor, muero
hija de la Iglesia”. Ciertamente, fue hija de la Iglesia, no solo en el momento
de su traspaso, sino durante toda su vida».
Fueron
«el amor a Dios y la contemplación de Jesucristo» los que hicieron a la santa
«amar profundamente la Iglesia y trabajar en la Iglesia y para la Iglesia». Por
eso, asegura Omella, «si seguimos el testimonio de la santa de Ávila, nos puede
ayudar a revitalizar nuestro sentido de comunión con la Iglesia y a hacer de la
Iglesia una misma casa, una misma escuela, en la que convivan los diferentes
carismas, vocaciones y espiritualidades».
La
reformadora del orden carmelita, «con la fundación de las carmelitas descalzas
y los carmelitas descalzos, vivió en un momento histórico nada fácil, en unos
“tiempos recios”, como decía ella». Santa Teresa fue «consciente de sus
limitaciones ante los problemas del mundo y de la Iglesia de su tiempo».
Pensemos, por ejemplo, «en el drama de la ruptura de la unidad del cristianismo
en Europa, con la reforma protestante». A pesar de todo, asegura Omella, «no
dejó de hacer –como también decía ella– aquello poco que es en mí». Todos nos
debemos preguntar «si hacemos por la Iglesia y por la sociedad de hoy aquello
que nosotros podemos hacer, aunque nos pueda parecer que es poca cosa».
Este
lunes, el obispo de Salamanca, monseñor Carlos López, presidirá la Misa
pontifical a las 12 horas y será el encargado de cerrar la Puerta Santa del
Monasterio de la Anunciación, en Alba de Tormes. Este evento tendrá lugar a las
19:45 horas en un sencillo acto que tendrá lugar al término de la procesión,
con la imagen de santa Teresa de Jesús y su santo brazo.
Fuente: Alfa y Omega