Estas son las reglas para ser feliz que nos propone Santo Tomás
de Villanueva
Es
fácil ser feliz siempre que tengamos un corazón dispuesto a seguir estas reglas
y tener la voluntad para practicarlas.
Santo
Tomás, intercede por nosotros para que obtengamos la gracia de seguir estas
reglas con mucho amor.
PRIMERA
La
vida es: amar a Dios, al prójimo y cumplir sus mandamientos.
Deja de
pecar, determina no cometer un pecado sabiéndolo.
Ejercita
en todo lo que hagas la virtud, pidiendo la gracia a Dios.
Guarda su amor de tal manera, que sólo a Dios ames.
SEGUNDA
Remedia
tu vida pasada, confesándote más seguido y observando con
gran diligencia tu conciencia.
Siente dolor
y llora con mucha vergüenza y humillación, piensa en la ceguera
pasada, y tratando en tu memoria la historia de tu vida perdida.
Haz algún
ayuno, o vigilias, o disciplinas, o silicio que aflija la carne y hagan
venganza del deleite pasado; y este ejercicio durará algún tiempo, porque hasta
que este sea bien hecho no debes hacer otro.
Para
dejar de pecar, ayudará al principio la abstinencia, la soledad, el silencio,
la oración, la ocupación, vigilia, consideración de la muerte y del Juicio, del
Cielo y del Infierno.
TERCERA
Huye
de conversaciones mundanas, que ahogan el espíritu y el buen deseo
del alma, y procura alguna conversación con alguna persona
verdaderamente espiritual, en quien more Dios, porque, como un carbón encendido
enciende a otro, así un corazón encendido e inflamado en espíritu inflama a
otro.
CUARTA
Huye
y menosprecia todos los placeres pasados y deleites vanos que te propone el
mundo y procura descubrir otros deleites interiores, mayores y más
perfectos, del espíritu y del entendimiento. Los cuales dan mayor desvanecimiento al
alma y hacen parecer torpes esos deseos mundanos y lo mismo digo de
todas las riquezas, honras y favores de este mundo.
Procura
tener el corazón limpio de toda afición temporal y aléjate de todo
amor apasionado a las criaturas, porque Nuestro Señor te llenará de sí y
de su sagrado espíritu; porque este preciosísimo bálsamo no cabe en vasos
sucios, ni dará Nuestro Buen Señor sus margaritas a los puercos. Y aconseja en
esto mismo a los que están cerca tuyo.
QUINTA
Limpia
a menudo tu conciencia, de ocho a ocho días, confesando y comulgando con mucha
devoción; porque así se alcanza la gracia para perseverar y tener gran
fortaleza y firmeza en el buen principio y comienzo.
SEXTA
Ten en
casa un oratorio, que te guste estar en él, para conversar con
Dios, porque aquí debes fundir tu corazón para salir con el
fuego del Espíritu Santo. Aquí se alcanza todo bien. Lo que haz de hacer en el
oratorio es procurar el don de lágrimas, llorando tus pecados y examinando
tu vida pasada.
Toma en cuenta
cómo vives ahora, verte y mirarte como en un espejo, ordena tu vida para
adelante; piensa devotamente en la Pasión y en los otros misterios de nuestra
Redención. Da gracias a Dios por todo lo que te ha dado en general
como la creación del mundo y la Redención del género humano, y por los bienes
particulares.
Contempla
el engaño del mundo, la brevedad de la vida, la eternidad de la Gloria, y baja
al Infierno, contemplando las penas de los dañados y malos que en esta vida
vivieron mal; y mira los moradores del Cielo, desea ese
lugar, y conversa con los que allí puedes encontrar; mira desde allí, como
desde alto, las cosas de esta vida, los trabajos vanos y deseos superficiales de
los hombres y sus errores.
Contempla
como en espejo tu conciencia; abre a Dios tu corazón, demostrándole tus deseos,
y habla con Él con toda reverencia y amor, y dile tus faltas, tus
miserias, tus enfermedades y trabajos, tus necesidades, tu peligro, tu
sequedad, tu tibieza, tu maldad, tu inquietud, tu orgullo; y pídele perdón,
socorro, remedio, luz, gracia, firmeza, verdad, pureza, agradecimiento, amor,
humildad, rogándole por ti y por todos los que tienes a tu cargo, por los
afligidos y por la Iglesia.
Y
puedes hacer otros semejantes ejercicios espirituales,
como meditación, oración, contemplación. Aquí se alcanza gracia, pureza,
devoción, don de lágrimas, luz, conocimiento de la verdad, y todas las virtudes
y riquezas espirituales; aquí hace el hombre su oficio para el que fue creado.
Esta es la verdadera vida, porque lo demás que se emplee en negocios y
curiosidades del mundo, todo está perdido. En este oratorio
pasa el más tiempo posible.
SÉPTIMA
Guarda
la lengua y el corazón y ten en cuenta tus pensamientos, deseos
y palabras, sacude pronto de tu corazón todos los pensamientos sin
sentido y dañinos. Oír mucho y hablar poco y sobre todo examina tus
pensamientos. Huir de toda murmuración y mal juicio de otros. No te
ocupes en leer, ni contar, ni oír hechos de otros, ni ser curioso de saber
vidas ajenas.
OCTAVA
Ten
cuidado de no perder el tiempo, acordándote siempre que de este momento de vida
depende la eternidad futura de Gloria; y ten por gran pérdida usar una
hora mal, ya que en una hora se puede ganar tanto bien perpetuo; y
esto séllalo en tu memoria.
NOVENA
Procura
de crecer en toda virtud, mirando como en espejo las virtudes de los otros e
imitarlos; porque en las virtudes está el fundamento de todo bien.
Se
piadoso, manso y sufrido, amoroso y caritativo con los pobres, de buena
conversación, sin perjuicio de nadie; hacer bien a todos y a nadie mal, ni en
juicio, ni por palabra, ni por obra. Sufre las debilidades ajenas, no
recrimines sus pecados, sino con piedad ruega a Dios por los
que se equivocan.
DÉCIMA
Toma en cuenta
todo lo dicho, muévete y repróchate, anímate cada día a ser mejor e
ir adelante, no lo olvides jamás; esto te asegura la Gloria que
te espera, y siembra en esta vida para recibir en la otra los frutos.
Esta es la verdadera felicidad. Y pide la gracia para aprovechar mejor
estos consejos, pide siempre salud, socorro y luz para conocer el bien, y
gracia para amarlo, y fuerzas para seguirlo y perseverar;
ponlo en práctica. Bendiciones!!!
Fuente: Santa Virgen
María