“La
loca de la casa”
Hola,
buenos días, hoy Matilde nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Hace
unas días, durante la oración, unas cuantas cosas del pasado, buenas y no tan
buenas, o cosas anecdóticas, o imaginaciones, o posibles acontecimientos...
notaba que me ocupaban la mente haciéndose como señores de ella, y me daba
cuenta de que “la loca de la casa”, la imaginación, reclamaba toda mi atención
como una gran señora…
“Por
sus frutos se conoce el árbol”, dijo Jesús. Todo esto no me daba paz ni un
espíritu libre y sereno para poder orar, escuchando al Señor. Con estos
“frutos”, traté de luchar por apartar todo esto, pero no era tan fácil. Topaba
con mi impotencia y debilidad, y con el “sin mí, no podéis hacer nada”...
Entonces
acudí al Señor, para que Él hiciera lo que yo ni podía, ni sabía… Y esperé…
Una
oración hecha así, “con todo el corazón, con todo el alma, con todas las
fuerzas”, siempre halla respuesta en su Palabra.
Y
Él me trajo a la memoria un texto de san Pablo a los Filipenses que dice así:
“Esto sólo pretendo: olvidando lo que dejo atrás, me lanzo a carrera abierta,
puestos los ojos en la meta. Corro para alcanzar el premio de la celeste
vocación que nos dio Dios, en Cristo Jesús” (Fp 3, 13-16)
Este
deseo de San Pablo me llenó de gozo, porque hay un camino que Dios ha bendecido
en su Palabra: “olvido de la memoria”. Esto es posible con Jesús. Y mirar
fijamente a la meta que es Cristo, también. No estamos solos en la vida, Jesús
nos acompaña y guía nuestros pasos. ¡Podemos con Él dejar el pasado y vivir “el
ahora”! ¡Es lo único que tiene “ser” y en lo que Jesús está presente!
Pero,
¡cuántas veces hacemos “excursiones” a lo que “no es”...! Y el fruto de esto es
casi siempre añoranza de lo que no ocurrirá nunca o esperanzas vanas que no
quedarán colmadas... En definitiva inquietud y malestar…
El
presente siempre será más bello que todas mis fantasías, porque en él está
Jesús dándome la mano.
Sin
embargo, me preguntaba: “Todo esto está muy bien, pero, ¿cómo vivirlo?”
Y
seguí leyendo en Filipenses: “Sea el que sea el punto ya alcanzado, avancemos
siempre en la misma dirección”. Con esta frase de san Pablo entendí que la
gracia de Dios nos puede encontrar en un momento de desconcierto, o quizás
caótico, o puede ser que me encuentre en punto muerto o en un buen momento… Es
igual; cualquier estado en el que me halle es el mejor para que Jesús me guíe
con su mano poderosa hacia la meta.
Él
desea mucho más que nosotros que realicemos con éxito el camino de la vida,
porque nosotros le buscamos a veces sí y otras no, pero Él siempre nos está
buscando, como Pastor inquieto que es…
Así
que me sentí muy confortada y alegre: “Esté como esté, éste es el mejor momento
para mi encuentro con Jesús”.
Hoy
el reto del amor es dejar todo lo pasado en manos de Jesús y caminar en el
presente. ¡Ahí es donde Cristo te espera! Jesús te ama y te busca en el hoy.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma