Lo de Veracruz es,
simplemente, una muestra del drama que vive México, agudizado durante los
últimos diez años
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| Twitter @FGE_Veracruz |
El
Estado mexicano de Veracruz, en el Golfo de México, se ha convertido en un
enorme cementerio clandestino, una especie de Auschwitz en el que los grupos de
delincuentes entierran a sus víctimas, ya sea por pertenecer a bandas
contrarias, ya porque los delataron, los confundieron o, simplemente, loes
eliminaron por que –tras secuestrarlos—dejaron de serles “útiles”.
En
32 fosas clandestinas, las autoridades han encontrado restos humanos de –al
menos—173 personas. En principio se hablaba de 166 cráneos en estos cementerios
clandestinos en la zona centro de Veracruz. Hasta el momento, el lugar donde se
hizo el hallazgo se mantiene en reserva por razones de “seguridad”.
El
área del macabro hallazgo mide cerca de 300 metros cuadrados y en ella se
encontraron restos humanos de dos años de antigüedad. Ahí mismo “aparecieron”
doscientas prendas de vestir y 114 identificaciones de las personas ultimadas
por el crimen organizado, que en Veracruz ha sentado sus reales, con la
indudable complicidad de las autoridades políticas.
Investigaciones en secreto
En
conferencia de prensa, el fiscal general Jorge Winckler informó que el pasado
ocho de agosto, la Fiscalía Especializada en Atención de Personas Desaparecidas
(Fepade), logró obtener el testimonio de una persona que refirió haber
localizado una fosa clandestina con “cientos de personas”.
Al
realizar una inspección y con el apoyo de tecnología, las autoridades de la
Fiscalía General ubicó la zona y he realizado las inhumaciones en sigilo, para
evitar que evitar que los familiares de personas desaparecidas en Veracruz se
abalanzaran al lugar y “entorpecieran las investigaciones” de Servicios
Periciales, quienes junto con la Policía Ministerial y de la Fiscalía
Especializada, realizaron la labor de recuperación de los restos.
Lo
que muchos familiares de los desaparecidos temen es, justamente, que la
investigación no sea transparente y que se encubran datos de personas
desaparecidas que pudieran involucrar colusión de autoridades o, incluso, de
las mismas fuerzas del orden. En ese sentido, Winckler afirmó que en unos días
más convocarán a los familiares para que revisen un catálogo fotográfico de las
prendas, accesorios e identificaciones que localizaron en el área de las fosas
clandestinas.
“Dios está contigo”
Durante
los últimos años ha sido ampliamente difundida, en México y en el extranjero,
la lucha de las madres de personas desaparecidas en Veracruz agrupadas en torno
al colectivo “El Solecito Veracruzano”. Portando camisetas con la foto
estampada de la persona desaparecida y la leyenda “Dios está contigo”, las
madres y abuelas del colectivo buscan, denodadamente, los restos donde pudieran
encontrase sus hijos, sus esposos, sus nietos, sus seres queridos.
Junto
con el grupo de mujeres autodenominado “Las Rastreadoras”, en el Estado de
Sinaloa, han encontrado mucho más restos y evidencias de desaparecidos que las
autoridades. La desesperación por dar, al menos, cristiana sepultura a sus
seres queridos, las ha llevado a ser ejemplo de constancia y, al mismo tiempo,
de determinación para hacer frente a uno de los peores dramas que enfrenta
México.
“El
Solecito Veracruzano” estima que existen entre ocho y diez mil desaparecidos en
la entidad; en un predio llamado Colinas de Santa Fe, este grupo ha encontrado
152 fosas, 299 cráneos y miles de restos humanos.
Uno de muchos casos
“Es
por ellos, por nuestros hijos, los desaparecidos que estamos aquí, que sepan
ellos que seguimos luchando, que no descansaremos hasta encontrarlos, que
aunque haya mil tropiezos seguiremos en la búsqueda… pedimos a las autoridades
justicia porque tenemos muchos años en este camino y no lo hemos encontrado”,
afirma Rosalía Castro Toss, miembro de “El Solecito”.
Los
casos no tienen avances en las investigaciones, a pesar de la insistencia de
familiares, como Lidia quien busca a su hermano Ángel Gabriel de 17 años de
edad quien “desapareció” el seis de junio de 2017 en Boca del Río, Ese día fue
a la tienda y ya no regresó. Lo interceptaron dos carros, hombres armados y se
lo llevaron.
“El
caso de mi hermano estaba en Boca del Río, ya está en Veracruz, no hay nada, no
hay investigación. A raíz de esto, yo he sido amenazada, me dijeron que dejara
de andarlo buscando, pero aquí seguimos, ni la policía ni la Fiscalía hace
nada, estamos en espera de la ley de desaparición para ver si ya se hace algo”,
aseveró Lidia Lara, hermana de Ángel Gabriel.
Cifras de espanto
Lo
de Veracruz es, simplemente, una muestra del drama que vive México, agudizado
durante los últimos diez años. Según el Registro Nacional de Datos de Personas
Extraviadas o Desaparecidas (RNPED), a mediados de este año 2018, había un
total de 37.435 personas registradas como no localizadas.
“México
tiene que superar la pesada herencia de decenios de negación, falta de
reconocimiento de la dimensión del problema, ausencia de voluntad, ineficacia y
revictimización“, afirmó el pasado 30 de agosto, con motivo del Día
Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, el representante de
la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Derechos Humanos, Jan Jarab.
El
funcionario de la ONU dijo que el país “debe profundizar su apertura al
escrutinio y asistencia internacionales”. Para ello, dijo Jarab, es necesario
que el Estado mexicano acepte la competencia del Comité contra la Desaparición
Forzada de Personas de la ONU para recibir comunicaciones individuales y
permita la visita al país del Comité, solicitada desde 2013.
Mientras
esto sucede, ¿quién sabe cuándo?, las madres de “El Solecito Veracruzano” o
“Las Rastreadoras” seguirán abriendo las entrañas de la tierra, para ver si
encuentran los restos de sus seres queridos.
Jaime
Septién
Fuente:
Aleteia
