Ayer se celebró la Virgen de las Lágrimas, una advocación que surgió en Siracusa
(Italia), donde una imagen del Corazón Inmaculado de María derramó lágrimas de
“dolor” y “esperanza” por el mundo, como resaltó San Juan Pablo II
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| Virgen de las Lágrimas / Foto: Wikipedia (CC BY-SA 3.0) |
El
hecho se produjo en 1953, en la casa del humilde matrimonio de Angelo Lannuso y
su esposa Antonina Lucia Giusti, quienes tenían la figura mariana, de yeso con
relieve, que colgaba encima del lecho matrimonial y que derramó lágrimas por
cuatro días, entre el 29 de agosto y el 1 de septiembre.
La
imagen era un regalo de bodas y, cuando lloró, la primera en verla fue Antonina
que estaba embarazada de su primer hijo.
Según
señala Famiglia Cristiana, las autoridades eclesiásticas fueron muy prudentes
con lo ocurrido. El párroco Giuseppe Bruno llegó hasta la casa del matrimonio
acompañado de varios expertos, entre los cuales estaba el doctor Michele
Cassola, abiertamente ateo.
En
el lugar, los expertos que serían luego parte de la comisión investigadora,
también fueron testigos de las lágrimas de la Virgen. Luego de esto la imagen
no derramó más lágrimas.
El
líquido recogido fue sometido a diversos análisis que fueron comparados con
lágrimas de un adulto y un niño de dos años y siete meses.
Cassola,
que dirigía la comisión, no tenía explicación científica para lo que revelaron
los estudios: el líquido derramado por la imagen mariana era efectivamente el
que corresponde a las lágrimas humanas. El informe se dio a conocer el 9 de
septiembre de 1953.
Tres
meses después, el 12 de diciembre de 1953 día en que la Iglesia celebra a la
Virgen de Guadalupe, los obispos de la región de Sicilia unánimemente
declararon que efectivamente la imagen de la Madre de Dios había llorado.
El
17 de octubre de 1954, el Papa Pío XII se refirió a este hecho prodigioso y, en
un radiomensaje al congreso mariano regional de Sicilia dijo: “¿Comprenderán
los hombres el arcano lenguaje de estas lágrimas? ¡Oh las lágrimas de María? En
el Gólgota eran lágrimas de dolor por Jesús y de tristeza por el pecado del
mundo. ¿Todavía llora por las nuevas llagas en el Cuerpo místico de
Jesús?”.
“¿O
llora por tantos hijos en quienes el error y la culpa han extinguido la vida de
gracia y ofenden gravemente la majestad divina? ¿O son lágrimas de espera por
el regreso ya tarde de otros hijos, que un día fueron fieles y que ahora son
arrastrados por falsos espejismos entre las huestes de los enemigos de Dios?”
La
gran cantidad de fieles que iba a venerar la milagrosa imagen hizo que se
edificara un santuario en 1968, que luego fue renovado en 1994. La consagración
la realizó ese año San Juan Pablo II el día 6 de noviembre.
En
el marco de su visita pastoral a Catania y Siracusa, el Papa peregrino dijo que
las lágrimas de la Virgen “testimonian la presencia de la Madre Iglesia en el
mundo”.
“Son
lágrimas de dolor por cuantos rechazan el amor de Dios, por las familias
separadas o que tienen dificultades, por la juventud amenazada por la
civilización de consumo y a menudo desorientada, por la violencia que provoca
aún tanto derramamiento de sangre, y por las incomprensiones y los odios que
abren abismos profundos entre los hombres y los pueblos”, añadió.
El
5 de mayo de 2016, el Papa Francisco presidió la vigilia de oración “para secar las lágrimas” en
el marco del Jubileo de la Misericordia, ocasión para la cual fue llevado el
relicario de la Virgen de las lágrimas hasta el Vaticano.
En
esa oportunidad, el Santo Padre resaltó que “al lado de cada cruz siempre está
la Madre de Jesús. Con su manto, ella enjuga nuestras lágrimas. Con su mano nos
ayuda a levantarnos y nos acompaña en el camino de la esperanza”.
Dos
años después, el 25 de mayo de 2018, Francisco presidió nuevamente una liturgia
en presencia del relicario con las lágrimas de la Virgen.
En
la capilla de la Casa Santa Marta donde reside, el Santo Padre afirmó: “Han
traído desde Siracusa la reliquia de las lágrimas de la Virgen. Hoy están ahí,
y rezamos a la Virgen para que nos dé a nosotros y también a la humanidad,
porque tenemos necesidad, el don de las lágrimas, que nosotros podamos llorar
por nuestros pecados y por tantas calamidades que hacen sufrir al pueblo de
Dios y a los hijos de Dios”.
Este
año y en el marco del 65 aniversario del prodigio de las lágrimas, el Santuario
de Siracusa ha elegido como tema de reflexión para los fieles “Por el llanto de
la Madre todavía hay esperanza para los hijos”, tomadas de unas palabra del
Papa Francisco pronunciadas el 4 de enero de 2017.
Este
viernes 31 de agosto, la Misa solemne por el aniversario será presidida por el
Arzobispo de Siracusa, Mons. Salvatore Pappalardo.
El
Santuario Mariano de Siracusa recibe aproximadamente a un millón de personas
que peregrina hasta ese lugar cada año.
Por Walter Sánchez
Silva
Fuente:
ACI Prensa
