El 31 de agosto de 2018, 17 jóvenes zarparán en
veleros desde Francia hasta Panamá. Cruzarán el Atlántico durante cinco meses
para participar en la próxima JMJ en enero de 2019
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© Cap sur Panama |
Si Cristóbal Colón se lanzó a conquistar
América a bordo de la Niña, la Pinta y la Santa María, los protagonistas de
esta aventura se embarcarán en un viaje espiritual, humano y misionero a bordo
de Exultet, Estran y Kêr Maï (“la casa de María” en bretón).
El 31 de agosto, tres veleros,
17 jóvenes, sus patrones y un capellán zarparán desde la costa francesa hacia
Panamá. Objetivo: JMJ 2019.
Una peregrinación marítima de 150 días para vivir su fe de manera diferente y dar testimonio al mundo. Una auténtica odisea marítima.
Jóvenes y misioneros
Manon, Tony, Tristan, Héloïse… Tienen entre
19 y 28 años y vienen de toda Francia. Algunos harán una pausa de sus estudios
universitarios, otros acaban de terminar sus estudios o son ya jóvenes
profesionales.
Les gusta el ciclismo, la
cocina, el mar, la guitarra, las matemáticas. En resumen, están llenos de
talento y todos muy diferentes. Pero cada uno sintió en su corazón la
llamada del mar.
El
origen del proyecto proviene de Jean-Yves, uno de los patrones.
A su regreso de la JMJ en Cracovia, unos
jóvenes dijeron que no irían a Panamá, que estaba demasiado lejos
geográficamente como para concernirles.
Ni corto ni perezoso, el piloto
de avión, que conocía bien el arte de la navegación, les dijo inmediatamente: “No
hay excusa, ¡yo os llevaré!”.
Otros jóvenes, después de
escuchar estas alegres palabras, se implicaron para poner en marcha el
proyecto. Contra viento y marea.
Las trompetas de salida sonarán en la
capilla de Notre-Dame de Rocamadour, situada en el puerto de Camaret, en la
bocana de la gran bahía de Brest. La misa de salida se celebrará en presencia
de Laurent Dognin, obispo de Quimper y León.
Una oportunidad para que la
tripulación y los veleros sean bendecidos y reciban la estatua de Santa María la
Antigua, patrona de Panamá, que Ulloa, arzobispo de Panamá, confió
recientemente a la delegación francesa de la JMJ.
Los jóvenes lobatos de mar son
de hecho los primeros peregrinos en partir hacia Panamá y seguirán los pasos de
los conquistadores españoles que exportaron la imagen de Santa María la Antigua
desde Sevilla a través del Atlántico. Un itinerario “muy simbólico”, según
Anne-Laurence Thoux, 25 años, miembro de la tripulación.
Cada velero tiene una eslora aproximada de
60 pies (unos 18 metros) y llevará a bordo a una docena de personas. “Los
barcos son de diferentes tamaños y no todos se mueven a la misma velocidad, así
que nos encontraremos en las escalas”, explica Anne-Laurence.
“La vida de la tripulación a
bordo será muy intensa. Será necesario saber combinar los conocimientos y
habilidades de cada uno. Tendremos una vida de oración intensa… pero
tampoco viviremos como monjes”, exclama.
Escalas en diferentes
santuarios
Hay previstas varias escalas: en Santiago de
Compostela, en Sevilla, en Fátima. En Marruecos, los peregrinos se
detendrán en el desierto para seguir los pasos del venerable Charles de
Foucauld.
Se detendrán unos días para
realizar un servicio con la asociación Point-Cœur y quizás podrán saludar a
los monjes de la abadía de
Notre-Dame de Keur Moussa.
Última parada en Cabo Verde
antes de cruzar el Atlántico, luego navegarán en las Antillas Menores (Santa
Lucía, Martinica, Dominica, Guadalupe), donde los marineros desean pasar la
Navidad en contacto con las comunidades francesas del otro lado del Atlántico.
En principio, deberán cruzar el
canal de Panamá entre el 10 y el 15 de enero de 2019. Un intenso itinerario
espiritual y marítimo para una aventura extraordinaria.
¡Aprendiendo a navegar!
La mayoría de los viajeros, neófitos en
este ámbito, han estado varios meses entrenándose y conociendo las alegrías de
la vela y descubriendo sus fundamentos.
Lectura de cartas de navegación,
organización del velamen, nudos, ejercicios de viradas, izado de velas… Todo se puede aprender.
No solo la
preparación técnica, sino también la preparación material. Petos, parkas
náuticas, calzado náutico, chalecos salvavidas… son necesarios para convertirse
en un consumado misionero del mar.
Estos
conquistadores de los tiempos modernos tienen por misión transmitir el mensaje
del Papa y ser “protagonistas de la historia porque la vida es linda siempre y
cuando queramos vivirla” (mensaje del papa Francisco durante la vigilia de
oración con los jóvenes en el Campus
Misericordiae, durante la JMJ de Cracovia).
No hay duda:
a su regreso, cada uno volverá con el corazón lleno de nuevos recuerdos… y un
alma misionera renovada. Les deseamos buen viento.
Fuente: Aleteia