Un
padre ejemplar
¡¡Hoy
estamos de fiesta!! ¡Hoy la Iglesia celebra a Sto. Domingo de Guzmán, nuestro
Fundador!
Ayer
por la tarde, sor Puri y yo, como encargadas del refectorio (comedor), quisimos
hacer un pequeño homenaje a Nuestro Padre. Encontramos una figura de Sto.
Domingo y la pusimos en la mesa, junto al sitio de la Priora.
De
pronto me dio por pensar que tal vez Nuestro Padre no se sentiría cómodo entre
cucharas y platos, que tal vez no era un sitio “digno”... Entonces el Señor
trajo a mi memoria una anécdota que cuentan de él.
A
los pocos años de fundarse la Orden, Sto. Domingo fue a visitar un nuevo
convento... y se quedó sobrecogido. Los frailes le contaron que pasaban cosas
extrañas, que por las noches se oían ruidos... ¡¡que había fantasmas!!
Imagina
la cara del santo, recién llegado a conocer la nueva fundación. La visita
prometía.
Tras
un instante de silenciosa oración, sin dudar ni un segundo, Santo Domingo fue
directo... ¡a la despensa!
¿Qué
encontró? ¡Nada! Precisamente eso, ¡nada! ¡Aquellos pobres frailes estaban
muertitos de hambre!
Así
pues, Nuestro Padre mandó a todos al refectorio, oró fervorosamente... y hubo
pan para todos. ¡Hay quien afirma que fueron los mismos ángeles que bajaron a
repartirlo entre los frailes!
Sto.
Domingo les indicó entonces que el ayuno era santo y bueno, pero que se les
había ido un poco la mano... Siguiendo las recomendaciones del santo, ¡nunca
más hubo “fantasmas”!
Me
encanta esta historia de nuestro Padre. Porque, ¿qué niño no ha tenido miedo
por la noche? ¿Quién no ha necesitado sentir la presencia de alguien que
protege, que cuida y guía? El corazón de Domingo era realmente un corazón como
el de Cristo, un corazón de padre, de madre; un corazón sensible y atento a lo
que los demás pudieran necesitar.
Jesús
nos llama a todos al amor, pero un amor que se hace concreto en los gestos y
acciones de cada día, un amor que Le alaba en la iglesia... ¡y en la cocina! Porque
el amor no mira su propia dignidad, sino el bien de las personas.
Hoy
el reto del amor es que prediques entre los tuyos, que prediques con tu vida.
Al fin y al cabo, querido retero, eres parte de nuestra familia, ¿no? ¡Algo te
toca de la Orden de Predicadores! Te invito a que le pidas al Señor un corazón
sensible, y hoy ten un detalle especial con tu familia. ¿Hay “fantasmas” de
silencios, de ausencias, de malentendidos? Busca un rato para estar con ellos,
para disfrutar juntos, ¡te necesitan! Lleva el amor y la luz de Cristo a los
que tienes cerca. ¡Feliz día de Sto. Domingo!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma