Poco
a poco
Hola,
buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
A
lo lejos veíamos una imagen pintoresca: una monja menudita se aproximaba a
nosotras con una pequeña hoz en la mano. Poco a poco su figura se fue dibujando
más hasta encontrarnos con ella de frente.
Se
trataba de una de las mayores de la comunidad; venía sofocada pero sonriente.
-¿De
dónde vienes? -le preguntamos.
-De
allí -señaló al otro extremo de la huerta- Estoy quitando hierbas, pero me
canso y he tenido que parar.
¿Sabes
qué me surgió decirle?
-¡Tranquila, que te las quitamos nosotras!
A
lo que ella contestó:
-No hace falta, voy todos los días y cada día quito un poco, hasta que me canso -terminó su explicación volviendo a la sonrisa que traía.
Hubiese
insistido, pero me di cuenta de que no era el camino. Ella estaba feliz con su
“poco a poco” y yo me había dejado llevar por la eficacia. Muchas veces miramos
nuestra vida según las capacidades que vamos teniendo o perdiendo: si no llegamos
donde llegábamos antes, la vitalidad falla... sin embargo, esta hermana me
mostraba que el camino es el Amor, no la eficacia.
Si
Jesús hubiese vivido de la eficacia no habría detenido su paso en tantos
momentos en los que alguien se le cruzaba en el camino. Él veía en el
“imprevisto” una ocasión para tender Su mano, para ver a las personas. ¡Cuántas
cosas nos perdemos por ser eficaces!
Hoy
el reto del amor es que disfrutes del “poco a poco”. No busques la eficacia,
sino poner Amor en todo lo que hagas. Saborea una de las tareas cotidianas que
tengas que hacer: reza por los que comerán de tu comida, escribe el nombre de
tus amigos en cada hoja de estudio y ora por cada uno cuando las pases, presta
atención en la llamada de teléfono que hoy te harán... Seguro que el Señor te
pone más de una ocasión para dejar a un lado la eficacia.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma
