¡Salta!, pero... ¡juntos!
Hola,
buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Cada
vez que hay cambio de Priora, todos los oficios y encargos se cambian. Como
estamos en el Noviciado, los encargos van entrando de forma gradual, y yo hasta
ahora me había “librado” de ser lectora. No es que no me guste, ¡al contrario!,
supone proclamar la Palabra, enterarte de las lecturas, prepararlas,
interiorizar, pero... ¡me da vergüenza, mucha vergüenza! Las piernas me
tiemblan; si me centro en la palabra en que me puedo trabar, me trabo en la
anterior; nervios que me impiden saborear lo que leo...
Era
consciente de que esta vez me iba a “tocar”. De hecho, sentía que era el
momento.
El
martes fueron diciendo a cada una lo que le tocaba para este trienio y, entre
otros encargos, se confirmó que yo tenía que asumir este. Y añadieron:
-Hay
una novedad, ahora hay que subir al ambón y leer con micrófono, para que se
oiga bien.
¡¿Subir
al ambón, micrófono?! Oh, oh, ya no solo leer, sino también salir de mi zona de
seguridad (pues antes se leía de pie, pero en el sitio de cada una), y ponerme
bien arriba para que se me vea, y con micrófono para que se oiga alto y claro.
Pero
por dentro sentía que el Señor me decía:
-JUNTOS;
conmigo sí que puedes.
Cuántas
veces oímos “tú puedes”. Pero la realidad es que muchas veces... ¡no puedes!
Sientes tu debilidad, tu limitación que te impide caminar, dar un paso al
frente con aquello que tienes que afrontar por pequeño que sea. Es en esa incapacidad
donde Cristo te dice: “JUNTOS”. Y es que, donde tú no llegas, Él sí que llega.
Si
sientes miedo, incertidumbre, si tienes que afrontar algo con lo que no puedes,
deja que Cristo haga equipo contigo y que sea Él el que te regale Su gracia
para afrontarlo.
Hoy
el reto del amor es que des un paso al frente en aquello que te paraliza. No te
mires a ti, a tus miedos... mira a Cristo y pídele la fuerza que necesitas.
¡Salta con Él! Y, aunque te sientas caer al vacío, vivirás con la certeza de
que Él te sujeta en este nuevo camino.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma