Transformación en las
tripas
Hola,
buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El
año pasado, aunque no hizo tanto calor como este, una amiga nos regaló un
invento para tener agua fresca siempre que la necesitemos. Se trata de un
aparato que colocamos en la encimera del baño, y este verano está siendo un
gran regalo.
El
artilugio es muy curioso. Para que funcione, simplemente hay que coger una
botella de plástico, normal y corriente, llenarla con agua del grifo y ponerla
bocabajo encima de la máquina. Cuando abres el pequeño grifo que tiene en la
base, el agua entra dentro de la máquina... ¡y sale fresca para poder beberla!
Qué
pasa dentro del aparato, no tengo ni idea; lo único que tengo claro es que entra
agua caliente y sale ideal para beber. Porque no sale muy fría (de esas veces
que no puedes tomarla, o te duelen los dientes o la garganta al tragar), ¡qué
va!, sale a una temperatura fresca e ideal.
Ayer
miraba la máquina y pensaba: “¿Qué tendrá dentro de sus tripas para que
transforme de esta forma el agua?”
Orando
esto, decía:
Así
quiero ser yo. Me cuentan un problema, o me comparten un sufrimiento, una falta
de paz, una preocupación por un hijo, por el marido, por un padre, por el
trabajo.... mil cosas, y quiero que puedan entrar en mí, y que mi corazón pueda
marchar al Sagrario para que Jesús, desde Su amor, lo transforme en agua
fresca, y las palabras que salgan de mi boca sean de ayuda para la persona que
tengo enfrente.
Si
dejamos a Jesús entrar en nuestra vida, esto es lo que hace: lo transforma todo
en bendiciones y te da lo que necesitas para dar vida a tu alrededor.
Pero
cuántas veces, cuando nos cuentan algo, en vez de escuchar, estamos más
pendientes de preparar qué vamos a contestar. No, deja que entre en ti esa
preocupación de quien te está compartiendo, siente con el corazón de la otra
persona, y después pídele a Jesús darle una sonrisa, una mirada o una palabra
de vida.
Hoy
el reto del amor es escuchar a esa persona que está veraneando contigo, quizás
el que se tumbe junto a ti en la playa o en piscina, o la persona que en el
pueblo te sirve el pan, o el que cuida la urbanización donde estás veraneando.
Abre los ojos hoy: el Señor va a poner a alguien a tu lado que te compartirá
algún problema: escúchalo y después dale vida. Si ves que nadie te dice nada,
sé valiente y pregunta tú con cariño a alguien: “Buenos días, ¿qué tal está?”
Esta pregunta será el comienzo de una conversación donde podrás vivir desde el
Amor. Feliz día.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma