20 Domingo Tiempo
Ordinario (Ciclo B)
MONICIÓN DE ENTRADA
Buenos días, sed bienvenidos a la
celebración en la que conmemoramos la Pascua del Señor.
Como cada domingo, Cristo nos ha reunido
hoy en torno a su Altar para darnos a participar de su Cuerpo y de su Sangre.
Él se ha hecho alimento de vida eterna para que la muerte no tenga la última
palabra y podamos gozarnos del amor de Dios.
Celebremos con fe esta Eucaristía.
Rompamos la rutina con la que muchas veces venimos a esta celebración y
dispongámonos a participar del banquete en el que se anticipa el Reino de Dios.
MONICIÓN A LAS LECTURAS
Somos cristianos y creemos en Jesús, pero
hemos de reconocer que muchas veces nos asaltan las dudas y no sabemos a
ciencia cierta si Jesús está o no en nuestras vidas, si Él nos acompaña y obra
en nosotros su salvación.
Él, conocedor de nuestra debilidad, nos ha
dejado un sello de garantía: la Eucaristía. En ella, Él se nos da como alimento
y se hace uno con nosotros.
Escuchemos las palabras que Cristo nos
dirige, ellas tienen el poder de fortalecer nuestra fe.
ORACIÓN DE LOS FIELES
A cada petición respondemos: ¡Señor,
danos a comer tu pan!
- Por todos los miembros de la Iglesia
para que alimentados con el pan de vida eterna demos frutos abundantes de
buenas obras. OREMOS.
- Por nuestros políticos para que tengan
amplitud de miras y por el bien de nuestro país se comprometan en políticas de
Estado. OREMOS.
- Por los que soportan cualquier tipo
de necesidad: por los que pasan hambre, por los que sufren el desarraigo de la
inmigración, por los que padecen enfermedades graves…, para que se sientan acompañados
por Cristo. OREMOS.
- Por los que entregan su vida al servicio
del Evangelio, para que la celebración de la Eucaristía les confirme en su
vocación y les dé fuerzas para mantener su entrega. OREMOS.
- Por los que formamos parte de esta comunidad
parroquial, para que la celebración dominical de la Eucaristía sea el centro de
nuestra vida cristiana. OREMOS.
ORACIÓN FINAL
Gracias, Jesús, Señor nuestro,
porque te has quedado con nosotros en la
Eucaristía,
Tú, por la fuerza de tu Espíritu,
trasformas el pan y el vino en tu Cuerpo y
en tu Sangre,
y te nos das como alimento y bebi
da de vida eterna.
Gracias, porque al comer tu carne,
Tú te haces uno con nosotros,
nos das a participar de tu vida,
y nos haces testigos del amor del Padre.
Nunca te agradeceremos, Señor,
este regalo inmenso que nos haces:
Nada de lo que podamos decirte,
nada de lo que podamos darte
podrá estar a la altura de tu don
maravilloso.
¡Oh, buen Jesús!, humildemente te pedimos,
que la comunión en tu Cuerpo y en tu
Sangre
sea viático en nuestro vivir diario,
que ella nos transforme en apóstoles tuyos
y nos dé la esperanza de participar en el
Banquete
que el Padre nos tiene preparado en su
Reino.
Amén.