El
próximo 1 de septiembre será beatificada Anna Kolesárová, una joven eslovaca
que a semejanza de Santa María Goretti murió mártir por defender su pureza y
castidad
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Anna Kolesárová / Foto: Cortesía annakolesarova.sk |
La
ceremonia de beatificación se realizará en el Estadio Lokomotíva de Kosice
(Eslovaquia) y será presidida por el nuevo Prefecto de la Congregación para las
Causas de los Santos, Cardenal Giovanni Angelo Becciu.
Está
previsto que el 31 de agosto y el 2 de septiembre se celebren Misas, vigilias
de oración y conciertos en agradecimiento por la nueva beata.
El
pasado mes de marzo, el
Papa Francisco firmó el decreto que reconocía el martirio y autorizaba la
beatificación de la Sierva de Dios Kolesárová.
¿Quién fue Anna
Kolesárová?
Anna
Kolesárová nació en la localidad de Vysoká nad Uhom (Eslovaquia) el 14 de julio
de 1928 en el seno de una familia de granjeros.
Según indica una biografía
en el sitio web de la beatificación, la madre murió cuando Anna tenía diez
años. La niña encontró la fortaleza que necesitaba en Dios y a su corta edad
aprendió a realizar los quehaceres de su hogar.
Recibió
el apoyo de sus amigos y parientes y se caracterizaba por “su hermosa sonrisa
que suavizaba su cara”. También “se llevaba muy bien con cualquier persona”.
Al
crecer, “la belleza simple la acompaña durante su vida pura”: cocinaba,
realizaba peregrinaciones marianas con sus amigas, se ocupaba de los animales,
de sus tareas y le gustaba llevar en su cabeza coronas hechas con dientes de
león.
En
1944 el azote de la Segunda Guerra Mundial golpeó la vida “simple pero alegre”
de su pueblo.
La
muchacha, que en ese entonces tenía 16 años, comenzó a vestirse de negro y
cuando una vecina le preguntó la razón, respondió: “Tengo miedo de que me vean.
Los soldados no deben saber que soy joven”.
La
noche antes de su muerte, Anna fue a Misa para fortalecerse con la Eucaristía.
El 22 de noviembre de 1944 “los soldados llegaron para liberar la zona y se
comportaban como bestias mientras buscaban al enemigo”.
Uno
de ellos entró a la casa de la familia Kolesárová, cuyos miembros y otros
aldeanos estaban escondidos en la bodega. El padre pensó que el soldado estaba
buscando ayuda y le pidió a Anna que le diera algo para comer.
La
muchacha obedeció, narra su biografía, pero “el soldado se dio cuenta rápidamente
que bajo esa gruesa tela oscura no se ocultaba una persona adulta, sino una
jovencita. Hermosa y pura”.
Entonces
el hombre comenzó a murmurar palabras obscenas y le dijo “entrégate o morirás
inmediatamente”.
La
muchacha se negó porque no quería cometer semejante pecado y el soldado lleno
de ira le apuntó con su arma y gritó: “¡Dile adiós a tu padre!”.
Mientras
tanto, su padre rezaba a Dios y escuchó el grito de su hija: “¡Adiós papito!
¡Jesús, María, José!”.
Los
disparos le causaron dos heridas mortales. Al día siguiente, los hombres del
pueblo construyeron un ataúd para depositar el cadáver de la mártir y la
enterraron por la noche, sin la presencia de un sacerdote ni ceremonias debido
a las dificultades.
El
sacerdote jesuita Michal Potocký, nativo del pueblo Vysoká nad Uhom, recolectó
testimonios sobre la vida y muerte de Anna. Tras la caída de la Unión
Soviética, la gente empezó a peregrinar a su tumba.
La
apertura de su proceso de beatificación fue celebrada con un encuentro
Arquidiocesano juvenil en Kosice en abril de 2005.
En
declaraciones a la agencia SIR, el vicepostulador de su causa, Juraj Jurica,
indicó que Anna fue “una joven que protegió su castidad incluso pagando el
precio con su vida. Ella encontró la fuerza para decir ‘no’ al pecado, lo cual
fue resultado de su profunda fe”.
“Ella
es la prueba de que la misericordia de Dios da mucho fruto en los corazones de
la gente sencilla, por ella los hace capaces de convertirse en mártires”,
afirmó.
POR MARÍA XIMENA
RONDÓN
Fuente:
ACI