América Latina y sus primeros testimonios de fe
Dicen que Santo Domingo fue la cuna de la
civilización europea en esta parte de continente. El convento de San Francisco
perteneció a la primera orden de padres franciscanos que llegaron para
evangelizar. Está establecido que es el monasterio más antiguo del Nuevo Mundo,
en cuyo frontal se destaca el cordón franciscano. Sin duda, una de las ruinas
más bellas de la ciudad de Santo Domingo, otrora Iglesia y Monasterio de San
Francisco de Asís.
La orden Franciscana llegó a la
isla en 1502. Su construcción comenzó en el año 1543 y fue concluida en 1664,
por el arquitecto, Don Rodrigo de Liendo, durante la gobernación de Frey
Nicolás de Ovando. Fue destruida parcialmente por un terremoto en el año 1673.
No obstante, la ciudad de Cumaná
– también destruida por un terremoto en 1929- compite en antigüedad con las
construcciones en República Dominicana y hace poco tiempo, al cumplir 200 años,
algunos reivindicaban para ella haber sido la diócesis primera de Sudamérica.
También Panamá, en Santa María La Antigua, con 500 años a sus espaldas, se
ufana de ser la primera diócesis en tierra firme.
Lo que sí es históricamente
cierto, es que por Cumaná comenzó la penetración del evangelio en el continente
americano, de manos de los frailes dominicos y franciscanos, aproximadamente
por el año de 1513. La intensa actividad evangelizadora los llevó a la
fundación de Cumaná en 1515. Los orígenes de esta Arquidiócesis vienen desde
1519, año en el cual el papa León X creó la primera Diócesis de tierra firme
con el nombre de Paria y con sede en la ciudad de Cumaná, nombrándose como
obispo titular a Pedro Barbirio, amigo de Erasmo de Róterdam y familiar del
papa Adriano VI, quien por diferentes situaciones no pudo tomar posesión de la
diócesis.
La diócesis de Cumaná fue
erigida el 12 de octubre de 1922 mediante la bula pontificia Ad munus del papa
Pío XI, siendo su primer obispo Mons. Sixto Sosa Díaz. El
papa San Juan Pablo II reconoció en su primera visita apostólica a Venezuela
(1985) que por Cumaná había empezado la evangelización de la tierra firme del
continente americano lo que lo llevó a elevarla al rango de arquidiócesis en
1992 haciendo justicia histórica con la Ciudad mediante la bula “Necessitate
adducti”, donde por lo demás se había oficiado la primera misa en tierra firme
americana.
La Catedral de Santo Domingo
(República Dominicana), es la más antigua de América, consagrada por el papa
Julio II en 1504. Su construcción se inició en 1514. Según títulos de 1521,
Cuernavaca –México- tiene una capilla que se tiene como la primera en
territorio continental. Tres años después, también en México, el conquistador
Hernán Cortés hizo edificar La Ermita del Rosario en Veracruz.
Un año más tarde se levantó la
segunda construcción eclesial en Medellín de Bravo (México). En 1529 se inicia
la construcción de la Catedral de Cuernavaca, animada por los doce primeros
frailes franciscanos que llegaron al lugar.
En 1532, la Orden de los
Dominicos comienza a construir la Iglesia de San José en San Juan de Puerto
Rico, como parte de su monasterio de Santo Tomás de Aquino. Luego, serían los
jesuitas, tomando control del monasterio en 1865, los que aportarían el nombre
con que se la conoce actualmente.
El Pacífico Sur tuvo su primer
templo católico en 1535, cuando se construye la Iglesia de San Lucas de Colán
en Piura, Perú. En la capital, Lima, otro conquistador, Francisco Pizarro,
ordena construir la catedral en el preciso lugar donde se encontraba el
adoratorio inca del puma inti. Igualmente, sobre la base del Palacio de
Viracocha Inca, se eleva hoy la primera catedral del Cuzco, la Iglesia del
Triunfo, construida en 1539.
Bogotá, la capital colombiana,
cuenta también con una de las más antiguas iglesias americanas. Entre 1557 y
1595 se trabajó en esa magnífica edificación sobre un terreno donado por los
franciscanos, que hoy se conoce como la Iglesia de San Francisco, ubicada en al
margen derecha del río Vicachá.
Si bien es cierto que el arte
colonial en la América hispana fue desarrollado por los conquistadores
españoles como representación de las ciudades de las que provenían y, de alguna
manera, reflejan su idioma, cultura, religión y costumbres, también lo es el
que los pueblos a los que llegaron fueron impregnando con su arte autóctono las
diversas edificaciones religiosas que siguieron en el tiempo. Es la razón por
la cual tal vez no sean estas que mostramos las más hermosas, pero ciertamente,
si son las más antiguas y precursoras de la identidad de fe del continente
latinoamericano.
Macky
Arenas
Fuente:
Aleteia