Adéntrate
Hola,
buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Todos
los viernes de Cuaresma rezamos el Viacrucis en Comunidad. Cada viernes se
encarga una hermana de guiarnos a lo largo de los 14 momentos vividos por Jesús
desde que fue prendido hasta su sepultura. Cada una elige el lugar y el modo de
hacerlo, siendo unas veces con las imágenes de la capilla; otras, las de la
iglesia; otras, las de la huerta o el coro alto...
Este
año, a la par, en el Noviciado estamos estudiando cada una de las estaciones en
profundidad, y nos está ayudando mucho. El Viacrucis, como todas las prácticas
de piedad que nos regala la Iglesia, lleva consigo un proceso interior único e
inimaginable.
Recuerdo
los momentos en que se me hacía eterno, me despistaba... era como repetir la
misma “historia” una y otra vez.
La
siguiente fase fue la de “pobre Jesús”. Todo lo que sufrió por mí. Pobre...
Ésta es la fase de la “película”: Lo vemos, da pena, a algunos puede hacer
saltar una lágrima... pero no estamos siendo buenos críticos de cine, pues hay
personajes principales a los que no vemos.
No
sé qué vendrá después, pero... hay un momento en el que la visión cambia y deja
de ser película, pasando a ser realidad. Jesús, en cierto sentido, deja de ser
el protagonista y pasas a ser tú: te haces consciente de que ahí estas tú, de
que ahí estoy yo. Cristo, a lo largo de cada una de las estaciones, se pone en
tu lugar, en mi lugar. Toca y vive nuestras debilidades más extremas, no para
que nos lamentemos por lo que sufrió por nosotros, sino para que no te
desanimes, para que no te quedes caído, para que te puedas levantar en Él.
Todos nuestros sufrimientos, todas nuestras “muertes” están ahí. Él sabe por lo
que has pasado, por lo que puedes pasar, y no se ha querido evitar nada.
En
el Viacrucis pensamos que le miramos a Él y, sin embargo... ¡es Él el que nos
mira a nosotros! Es Él el que vive tu desesperación, tus miedos, tus caídas...
te entiende, aunque nosotros muchas veces pensamos que en la enfermedad, en el
dolor, en la soledad... Dios se desentiende de nosotros, y nos rebelamos contra
Él.
Pero
hay algo más. En el Monasterio no terminamos nunca con la estación 14 (“Jesús
es sepultado”); siempre citamos la 15: “La Resurrección de Jesús”. Vivir de
Cristo no te va a evitar la Cruz, los momentos de dificultad, pero Él muere
contigo y su Resurrección te da fuerza.
Hoy
el reto del amor es que te posiciones en el Viacrucis, que te adentres. Ante tu
dolor, ante esa dificultad, puedes rebelarte o vivirlo desde la fe. Para ante
un Viacrucis, busca aquella estación con la que te identificas en este momento:
¿solo, maltratado, débil, con miedos, sin consuelo...? Entrégaselo para que
muera Él por ello, no mueras tú, porque en ti no está la fuerza que necesitas.
Esta
Cuaresma pídeLe entrar en el misterio de la Pasión y Resurrección de una manera
vivencial.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma
