Arrestar a los traficantes es
un deber de justicia pero la verdadera solución es la conversión de los
corazones que corte la demanda para terminar con el mercado
La
trata de personas – reiteró el Papa – es un crimen contra la humanidad, una
verdadera forma de esclavitud que toca las personas más vulnerables de la
sociedad, y por ese motivo, es necesaria una toma común de responsabilidad y
una decidida voluntad política para vencer en ese frente.
Una
reflexión sobre la trata de personas llevó a cabo un grupo de jóvenes
provenientes de distintos países, recibidos por el Papa Francisco en Audiencia
en la Sala Clementina del Vaticano.
El Papa respondió las cinco preguntas
que le hicieron los jóvenes, desarrollando con ellas una descripción clara y
concisa de lo que significa esta plaga en nuestros días y dando algunas pautas
sobre cómo afrontarla. De la ignorancia del fenómeno a la necesidad de trabajos
de sensibilización y a una toma de responsabilidad común, pasando por la
corrupción, la cultura del descarte que pone a los más débiles en la mira de
los tratantes, y la necesidad de una educación de calidad y de un compromiso
para el desarrollo humano integral, antídotos, estos últimos, para afrontar
este flagelo, teniendo presente por otra parte que si bien los traficantes son
un eslabón en cadena de la trata, otro lo es la demanda que genera el mercado.
Una vasta reflexión que resumiremos punto por punto, a partir de las preguntas
de los jóvenes.
Crimen de lesa humanidad
El
primer joven preguntó al Papa si piensa que el sorprendente silencio sobre los
temas de la trata se deba a la ignorancia del fenómeno.
“Con
seguridad sobre el tema de la trata hay mucha ignorancia”, respondió el Papa en
primer lugar agregando que, sin embargo, hay veces que “pareciera que hay poca
voluntad para comprender la magnitud del problema”. Una situación que se
presenta porque este tema “toca de cerca nuestras conciencias, porque es
escabroso, porque nos avergüenza”. Y también, “porque existe quien, aun
conociendo el problema, prefiere no hablar porque se encuentra en el final de
la cadena de consumo”.
“Se
necesita coraje y honestidad – afirma Francisco – cuando en la cotidianeidad
encontramos o tenemos algo que ver con personas que podrían ser víctimas de
tráfico de seres humanos, o cuando elegimos comprar productos que podrían haber
sido realizados a través de la explotación de personas”.
Es
por ese motivo que “la tarea de sensibilización debe comenzar en casa”, y en
esa línea, la voz de los jóvenes “más entusiasta y espontánea”, puede romper el
silencio para denunciar las abominaciones de la trata y proponer soluciones
concretas.
La
trata de personas – reitera el Papa – es un crimen contra la humanidad, una
verdadera forma de esclavitud que toca las personas más vulnerables de la
sociedad, y por ese motivo, es necesaria una toma común de responsabilidad y
una decidida voluntad política para vencer en ese frente.
Jóvenes sean promotores de
conciencia
Al
deseo manifestado por los jóvenes de comprometerse para un mundo más justo, y
al pedido de una guía al pontífice sobre lo que puede hacer la juventud y la
Iglesia al respecto, el aliento del Papa a ir a las parroquias y asociaciones
para encontrar y escuchar a las personas.
Hay
signos que los jóvenes pueden aprender a leer, que ponen de manifiesto “que
podría haber una víctima de la trata”. Es el deseo de Francisco que salgan al
encuentro de estas personas, abran sus corazones, y que estén listos para
cambiar: “háganse promotores de iniciativas que las parroquias puedan acoger”,
les dice el Santo Padre a los jóvenes, mientras que a la Iglesia, tal fuera su
mandato, reitera que “debe promover y crear espacios de encuentro”.
En
esta línea, el Santo Padre añade que internet, con los social network, puede
ofrecer mayores posibilidades de encuentro y de solidaridad, aunque pone en
guardia sobre los riesgos ínsitos en ella como espacio virtual para captar a
las víctimas, y llama a quienes tienen la obligación de vigilar – adultos,
padres y educadores - pero también a los hermanos y primos mayores, a proteger
y velar sobre los chicos. A los jóvenes Francisco pide activar un círculo
virtuoso compartiendo las propias experiencias de encuentro con los hermanos
del mundo.
Menores a menudo
invisibles y sujetos a peligros y amenazas
A
la joven que pregunta cómo ayudar a no caer en la trampa de los vendedores de
ilusiones y de los traficantes, el Pontífice señala una terrible realidad:
muchos de las jóvenes víctimas fueron abandonadas antes por sus familias, y
muchas fueron inducidas a la trata por sus propios parientes y amigos.
De
ello se desprende la importancia de la educación como instrumento de protección
contra la trata, dado que un sano ambiente escolástico así como un ambiente
parroquial sano, permiten a los jóvenes denunciar a los traficantes sin
vergüenza y ser portadores de mensajes correctos para otros jóvenes para que no
caigan en la misma trampa.
“Son
a menudo las falsas noticias, - dice- que llegan de boca en boca o por los
social media las que atrapan a los inocentes", y en ese sentido
"quienes han encontrado la criminalidad organizada pueden jugar un rol
clave en la descripción de los peligros”.
“El
futuro – asegura el Papa – está ciertamente en las manos de Dios”, aunque esto,
añade, “no significa negar las dificultades y los problemas, sino verlas como
provisorias o superables”.
Crear
oportunidades para el desarrollo humano integral y terminar con la demanda
¿Qué
hacer para que desaparezca la plaga de la trata? A esta pregunta el Obispo de
Roma responde describiendo el cuadro de la situación:
“Cuando
los países son víctimas de la pobreza extrema, la violencia y la corrupción, la
economía, el marco normativo y las infraestructuras de base son ineficientes y
no garantizan la seguridad, los bienes y los derechos esenciales. En estos
contextos, los perpetradores de estos crímenes actúan con impunidad. El crimen
organizado y el tráfico ilegal de drogas y de seres humanos eligen a las
víctimas entre las personas que hoy tienen escasos medios de subsistencia y
menos esperanzas para el mañana”.
“La
respuesta es, por lo tanto, crear oportunidades para el desarrollo humano
integral, comenzando con una educación de calidad desde la primera infancia,
creando oportunidades de crecimiento a través del empleo. Estos dos modos de
crecimiento, en diferentes etapas de la vida, representan los antídotos contra
la vulnerabilidad y el tráfico”.
Contundente
el Pontífice al afirmar que si hay tantas jóvenes víctimas de la trata, es
porque hay muchos hombres que piden estos servicios y están dispuestos a pagar
por su placer. Arrestar a los traficantes es un deber de justicia pero la
verdadera solución es la conversión de los corazones que corte la demanda para
terminar con el mercado.
Sínodo: jóvenes llamen a
la Iglesia a la acción
En
la quinta y última pregunta sobre el espacio que será dado a los jóvenes que
provienen de las periferias, el Pontífice asevera su deseo de que sean
protagonistas de este sínodo: “deseo que puedan ver el sínodo como un lugar
para lanzar un mensaje a los gobernantes de los países de proveniencia y de
llegada para pedir protección y apoyo. Que lancen un mensaje global para una
movilización juvenil mundial para construir juntos una casa inclusiva y
acogedora.
“Mi
esperanza es que el Sínodo sea también una oportunidad para las Iglesias
locales para aprender a trabajar juntas y convertirse en una red de salvación”.
En
la conclusión el Obispo de Roma rezó con los presentes por intercesión de Santa
Josefina Bakhita, "testigo ejemplar de esperanza para las víctimas de
esclavitud" para no caer en la indiferencia y poder ver las miserias y
heridas de tantos hermanos y hermanas privados de su dignidad y de su libertad,
y oír su grito de ayuda".
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