Una invitación este mes a abrir los ojos, a rezar y movilizarnos contra esta “plaga” y “cáncer” en la sociedad y en la Iglesia
El
P. Frédéric Fornos SJ, Director Internacional de la Red Mundial de Oración del
Papa explica la intención de oración del Pontífice en El Video del Papa,
co-producido este mes en colaboración con el Dicasterio para el Servicio del
Desarrollo Humano Integral
¿Vieron
ya El Video del Papa contra la
corrupción? El Papa denuncia los males de la corrupción y del crimen organizado:
“Debemos hablar de ella, denunciar sus males, comprenderla para poder mostrar
la voluntad de hacer valer la misericordia sobre la mezquindad, la belleza
sobre la nada”. En otras palabras: “La corrupción no se combate con el
silencio”. Palabras e imágenes fuertes de El Video del Papa. Una invitación
este mes a abrir los ojos, a rezar y movilizarnos contra esta “plaga” y
“cáncer” en la sociedad y en la Iglesia.
Es
por eso que el Papa consagra todo un mes de oración a este desafío de la
humanidad y de la misión de la Iglesia.
Este
mes, El Video del Papa es una co-creación entre la Red Mundial de Oración del
Papa y el Dicastero para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Con el
Cardenal Turkson hicimos una conferencia de prensa el jueves 1° de febrero para
presentarlo.
El
Video del Papa contra la corrupción se suma a varias acciones del Dicasterio,
por ejemplo la publicación del libro Corrosione, del cardenal Turkson con
Vittorio V. Alberti y prologado por el Papa Francisco. Este sábado 3 de febrero,
hubo también un debate sobre la corrupción en Scampia, Napolés. El Cardinal
Peter Turkson, Prefecto del Dicastero, en la Conferencia de prensa, clarificó
algo muy importante: “El Papa va más allá de la mera denuncia, para confiar
este desafío de la humanidad en las manos del Señor, pidiéndole la gracia de
vencer el mal que más sufren los pobres” Y prosiguió: “Es una exhortación para
que toda la Iglesia universal ore con él para que la humanidad encuentre la
fuerza de luchar contra la corrupción en la vida, en la Iglesia y en la
sociedad"
Hay
que luchar concretamente contra la corrupción allí donde estamos, y rezar por
las personas que tienen “poder material, político o espiritual” para que “no se
dejen dominar por la corrupción”, pero sin pensar que esta tentación sólo
sucede a las personas que tienen altos cargos. En mucho más insidioso, la
corrupción se adentra en las relaciones más cotidianas.
“¿Qué
es lo que está en el origen de la explotación del hombre sobre otro hombre?
¿Qué hay en el origen de la degradación y de la falta de desarrollo? ¿Qué hay
en el origen de la trata de personas, de las armas, de las drogas? ¿Qué en el
origen de la injusticia social (…) de la esclavitud, del desempleo, del
abandono de la ciudad, de los bienes comunes y la naturaleza?” pregunta el
Cardinal Turkson en el libro intitulado “Corrosión”.
«Nuestra
corrupción – dice el Papa Francisco – es la mundanidad espiritual, la tibieza,
la hipocresía, el triunfalismo, el hacer prevalecer sólo el espíritu del mundo
en nuestras vidas, el sentido de la indiferencia”. “Pecadores sí, corruptos no”
decía el Papa en una homilía en Santa Marta (11 noviembre 2013). “Donde hay
engaño no está el Espíritu de Dios. Ésta es la diferencia entre pecador y
corrupto”.
“Porque
sabemos que esta lucha contra la peste de la corrupción, es insidiosa y difícil
en nuestras vidas, en la sociedad y en la Iglesia, tenemos que pedir la ayuda
del Señor”
Por
eso rezamos para recibir la fuerza de arriba, para que el Espíritu del Señor
venga a apoyar las personas que luchan contra la corrupción para que no se
dejen dominar por ella, para que no encuentre en nosotros la más mínima
connivencia.
Por
eso rezamos. No son únicamente palabras. Muchas veces olvidamos la importancia
de la oración porque no vemos resultados inmediatos. En realidad la oración
tiene una gran fecundidad. Sin la oración, la misión de la Iglesia sería
imposible. Por eso el Papa Francisco tantas veces pide rezar por él, por el
mundo, por los otros, por eso nos confía sus intenciones de oración. La fecundidad
de la oración no se ve inmediatamente, pero es como la semilla en la tierra, su
fecundidad es inmensa, y primero en nuestras vidas: 30 por 1, 60 por 1, 100 por
1, como dice el Evangelio.
Recemos
pues “para que aquellos que tienen un poder material, político o espiritual no
se dejen dominar por la corrupción”.
Vatican
News
