¿Que se dijeron Zygmunt Bauman y el Papa Francisco
en el único encuentro privado que tuvieron?
Zygmunt Bauman, el famoso sociólogo
fallecido hace un año y quien se auto definía un ‘pesimista’ de la sociedad
moderna tuvo un encuentro digno de mención y hasta ahora no documentado con el
Papa de la ‘esperanza’. ¿Dos figuras opuestas? Parecería a simple vista, pero
no es así.
El 20 de
septiembre de 2016, en Asís, en la Tierra de San Francisco, el teórico de la
‘sociedad liquida’ estrechó la mano al primer Papa latinoamericano que proclama
en su pontificado alegría, belleza, esperanza y misericordia. La conversación
privada de dos protagonistas de la historia de nuestro tiempo se había quedado
hasta ahora en un círculo privado y en el recuerdo de pocos allegados.
“He trabajado toda mi vida para hacer de la
humanidad un lugar más hospitalario. Llegué a los 91 años y vi falsos
comienzos, hasta que me volví pesimista … Gracias, porque usted (papa
Francisco) es para mí la luz al final del túnel de la globalización negativa”,
expresó Zygmunt Bauman cinco meses antes de morir durante un encuentro privado
en Asís mirando a los ojos del Sucesor de Pedro.
Andrea
Riccardi, fundador de la comunidad San Egidio, contó en las páginas del
periódico italiano católico, Avvenire, esa inédita declaración. El filósofo ex
comunista era ajeno a comentarios obsequiosos o halagos fáciles para alguien o
algo. Sin embargo, con el Papa Francisco algo cambió.
El contexto
del encuentro fue memorable igualmente; la celebración de los treinta años de
la Jornada Mundial de la Paz, que
Juan Pablo II había instituido en Asís en 1986, en la línea de la contribución de las
religiones a la paz y el diálogo.
Bauman participaba en el encuentro en Asís
en 2016 y escuchó con mucha atención el discurso del papa Francisco. Riccardi
explica que el famoso sociólogo se encontraba allí porque su nombre resonaba
constantemente en los círculos de la cultura en Italia, especialmente en temas
alrededor del diálogo global.
Bauman viajó
a Asís junto a su compañera de una vida, Aleksandra Kania, socióloga, polaca y
católica. Riccardi cuenta que Bauman y Aleksandra, después de una larga
amistad, iniciada en los años cincuenta, ésta se transforma en amor, cuando
ambos tienen más de ochenta años. Ella a pesar de ser hija
de un líder comunista polaco Boleslaw Bierut es fiel a la Iglesia Católica.
A lado de la
basílica donde están conservadas las reliquias del ‘santo pobre’, Bergoglio
y Bauman se reunieron en una sala en privado, después del almuerzo con los
líderes religiosos, donde estuvo entre otros el patriarca Bartolomeo,
en el antiguo convento franciscano, el Sacro Convento, inaugurado en el siglo
XIII tras la beatificación de San Francisco.
Riccardi
narró que el sociólogo manifestó – en esa cita – toda la comprensión y cercanía
por lo que Francisco estaba profesando y haciendo en el mundo. Buaman y
Kania fueron de los pocos personajes que tuvieron un encuentro privado con el
Papa ese día.
El fundador
de San Egidio admite que no era una novedad absoluta pues ya Bauman había
tenido palabras públicas de aprecio hacía Francisco, por ejemplo lo había hecho
dos días antes en una conferencia en el foro sobre diálogo interreligioso de
Asís.
“El
profesor no escondió todo su ‘pesimismo’ sobre la situación y la evolución del
mundo contemporáneo. Pero de frente al Papa le manifestó que a su edad lo veía
como una “luz al final del túnel”. El Papa había quedado
sorprendido de las palabras de su interlocutor y de su lucidez, confesó a sus
colaboradores.
“Él respondió: ‘Nadie me dijo que estaba en
el fondo de un túnel’. Y Bauman salió al paso: “Sí, pero como una luz”.
Dos personalidades
distintas, y visiones de la vida discordantes, y pero – nota Riccardi – con un
fuerte punto de convergencia.
“El ‘mensaje
de Francisco’ fue una “luz” al final del “túnel” de la ‘globalización
negativa’, que caracterizó las dos primeras décadas del siglo XXI”. Bauman “con
su ‘pesimismo’ se expresó en una crítica severa de la globalización,
caracterizada por una serie de temores posteriores, como el mal
del milenio, la vaca loca, el terrorismo, etc’. La serie de esos
eventos es una de las principales causas de la ‘incertidumbre’ del ciudadano
global y, sobre todo, de su retirada hacia sí mismo y el presente, lo que lo
empuja a no esperar, sino a construir ‘muros’ contra el otro”, argumentó el
historiador.
Otro dato
inédito que emerge es que Francisco había leído a Bauman, en el verano de 2017
– cuenta Riccardi- pidió a sus colaboradores que le llevaran algunos de
los libros del pensador del ‘amor liquido’.
En febrero de 2017,
Francisco en un discurso espontáneo ante los estudiantes de la universidad
pública, Roma sostuvo que la belleza, la esperanza y el diversidad en un
mundo globalizado son posibles, aún en tiempos de ‘una sociedad liquida’ y citó
a Bauman.
Probablemente,
esa luz que Bauman ha visto en el Papa se refleja en ese discurso donde ambos
pensamientos se convergen y – diría – se perfeccionan desde la
fenomenología existencial cristiana. El filósofo pesimista y el teólogo de la
esperanza se complementan para dar al mundo un justo equilibrio de reconocer el
mal del mundo, sin quedarse en el pantano del mundo.
Ary Waldir Ramos Díaz
Fuente:
Aleteia
