Mirar bien, vivir bien
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Nuestra
capilla tiene varios focos que se encienden de forma individual, así sólo hay
que prender los que son necesarios, según haya más o menos gente, o para
(cuando estamos en la oración) tener luz un poco más tenue...
Hace
unos días, de pronto se fundieron los dos focos que iluminaban al Sagrario.
Estos están estratégicamente colocados justo encima, en frente del mismo.
Mientras
esperamos a que lo arreglen, han hecho un apaño: han “redirigido” uno de los
focos laterales hacia el Sagrario.
Bueno...
podemos decir que hace su función... pero la verdad es que se nota muchísimo la
buena labor que hacían los otros. Al estar justo en frente, no hacían reflejos,
ni sombras, pero, sobre todo, no deslumbraban. Éste sin embargo...
Fue
muy gracioso ver la reacción de cada una de las monjas cuando iban entrando por
primera vez en la capilla después del “apaño”: al cruzar la puerta, se veían cegadas
por una luz extraña, y al no esperárselo, intentaban, con los ojos
entreabiertos, averiguar de dónde salía. La luz, al estar dirigida desde un
lateral, hacía daño.
Cada
día, cuando nos levantamos, tenemos la oportunidad de mirar la vida, al Señor y
a los demás con una de estas dos posturas. Podemos mirar la vida de frente,
despertarnos y comenzar agradecidos al Señor por un nuevo día, con una sonrisa
en el rostro y una mirada limpia hacia los demás, sin más interés que vivir
desde el amor...
O
podemos tener un día mirando la vida “de lado”: desde la desconfianza y la
frustración, que nos hace ver a los demás como enemigos. Incluso puede que
pensemos que los que están a nuestro lado no se enteran, pero esto no es real,
y, al final, esta mirada hace daño a los de tu alrededor... y a ti te va
apagando el corazón.
Jesús
siempre miró todo de frente. Cuando se acercaba a alguien, sabía con quién
estaba, realmente estaba viendo a la persona y la estaba amando, su luz no es
cegadora, sino que siempre es una Luz de Amor. Pero también miraba de frente a
la misma vida: no dejó pasar el tiempo pensándose si entregaba su vida por
nosotros o no, sino que, llegado el momento, detuvo todo y, orando, miró de
frente la realidad que se le venía encima.
Hoy
el reto del amor es pararte a orar cómo mirar de frente a esa persona o ese
problema que se te plantea. No dejes pasar más tiempo, deja que el Señor te
vaya enseñando a vivir en plenitud cada situación de tu vida.
¿Cómo
miras tu día? Tu felicidad dependerá de la opción que escojas...
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma