Lecciones de alto riesgo
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El
sábado quedó probada mi “vocación martirial”.
-¡Pero
si es que vas con miedo! -me decía sor Puri.
-Ya,
lo sé -admití- Es que no quiero pincharme...
-¡Mujer!
¡Si sólo es una aguja!
-¡¡Ya,
claro, pero lo que hay debajo es mi dedo!!
Le
había pedido a nuestra hermana costurera que me diese unas lecciones básicas,
por aquello de que no digan “estas jóvenes, no saben ni coser un botón... ” pero
el susodicho botón no quería colaborar, la aguja se me escurría y el dedal me
sobraba por todas partes. Un poema.
Pero
lo peor era eso de poner la mano debajo de la tela, ¡y pinchar en fe! Por más
que le daba yo a la confianza... la cosa iba bastante mal. No diré que llegó la
sangre al río, pero más de un pinchazo sí que me llevé. ¡Con lo fácil que
parecía en manos de sor Puri!
Y,
dándole vueltas en la oración, descubrí que, quien realmente se ha llevado más
de un pinchazo por nosotros, ¡ha sido Jesús! Sí, nosotros somos muy a menudo
como ese escurridizo botón, Cristo pasó por las estrecheces que supone el
“dedal” de nuestra carne... y da toda su sangre para que quedemos bien cosidos
a su amor.
Sí,
pequeño botón, Cristo quiere que vayas pegado a su corazón, que te creas que te
ama con locura. Y si un día te aflojas o te sueltas, siempre estará preparado,
aguja e hilo en mano, para unirte de nuevo.
¿Te
has dado cuenta de que un botón, por pequeño que sea, si falta, se nota? ¡Pues
así le pasa a Cristo contigo! Da su vida porque tú estés.
Hoy
el reto del amor es orar con tu ropa. Te invito a que, cuando tengas que
abrocharte un botón, recuerdes que el Señor te quiere así de sujeto a Él, ¡tan
fuerte que puedas agarrar a otros! Y hoy preséntale al Señor a todas las
personas que hay detrás de tu camisa o de tu pantalón: el que diseña, el que
elabora la tela, el que cose... ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma