El cajón desastre
Hola,
buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Si
miras mi celda, aparentemente está ordenada. Pero te voy a confesar que hay un
pequeño rinconcito, una especie de hueco en mi mesa de escritorio, que es
pequeño, pero tiene vida propia. Te explico:
Si
golpeo sin querer la mesa, todos los papeles que lo ocupan caen disparados al
suelo; si tiro de uno de ellos, todos vuelven a caer; o, si cierro el cajón que
hay justo encima, se desliza de nuevo el contenido del pequeño hueco y se
esparce a sus anchas por el suelo. Y así, días y días me digo “Tengo que
ordenarlo” mientras cojo todo como puedo y lo meto a presión hasta el siguiente
lanzamiento.
Hoy
me ha vuelto a ocurrir y ahora estaba orando sobre ello.
Muchas
veces las preocupaciones, tareas pendientes, conversaciones... se convierten en
sobres y papeles que vamos almacenando en ese hueco de nuestro escritorio de
“tareas pendientes”. Pero, basta un pequeño golpe, y todo se nos desparrama por
el suelo: la cita a la que no has llegado, la persona a la que no has
llamado... Sientes que no llegas a todo y hay un enorme caos a tu alrededor que
“en teoría” depende de ti.
¿La
solución? Muchas veces el “desorden” nos supera de tal manera, que no nos
atrevemos ni a mirar; o, si se nos cae todo, lo cogemos como podemos y de nuevo
al hueco, ahí metido a presión hasta la próxima. Pero sabemos que el hueco está
ahí, que tenemos tareas pendientes, cosas que afrontar... y no sabemos ni por
dónde empezar.
¿Qué
hacía Jesús ante el Cajón de las Tareas Pendientes (¡seguro que lo tenía!)?
Parar, orar y, después, actuar. No dejaba a nadie si respuesta, pero todo hacía
que llegara a su tiempo. Él nos regala mirar cada papel y ordenarlo. Verás que,
como fruto, volverá la Paz dentro de ti.
Hoy
el reto del amor es que, en este momento, lo primero que te venga a la cabeza
lo soluciones desde la oración y el amor. Deja que vuelva a ti la Paz.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma
