Permanecer
Hola,
buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Ayer,
nada más acabar el desayuno, la Madre Priora dijo:
-Hoy
vamos a dedicar el día a recoger los nacimientos.
Hasta
ahora, cada hermana, en su oficio, tenía puesto el belén y la decoración
navideña: la enfermera en la enfermería, las refectoleras en el refectorio
(comedor)... Cuando la Madre Priora dice lo de “recoger los nacimientos”
significa que, cada una en su oficio, guarda hasta el año que viene todo lo que
había puesto de Navidad.
Cuando
me di una vuelta a mediodía, había mesas por todos los sitios, cortezas de
árbol, musgo, cintas, bolas... pero, por la noche, ya no quedaba nada de nada,
todo estaba limpio y recogido, cada Santo en su sitio, las cosas colocadas. El
convento había vuelto a su normalidad.
La
Navidad ha terminado, pero ahora empieza otro tiempo igual o más bonito, que es
el de permanecer.
A
muchas personas les he escuchado comentar: “Ya volvemos a la rutina...” No, no
dejes que la rutina entre en tu vida; la rutina es una carcoma que, poco a
poco, te quita la ilusión por la vida. Vive este periodo como un tiempo de
permanecer en el amor, en el perdón, en la acogida...
Jesús
tuvo momentos en su vida muy fuertes, de mucha predicación y sanción; pero
también hay muchos pasajes del evangelio en los que se le ve permaneciendo con
sus discípulos, enseñándoles con paciencia una y otra vez, disfrutando de estar
a solas con ellos.
Nuestro
Dios es un Dios de permanencia: nunca ha querido irse de nuestro lado y, para
ello, se ha quedado en el Sagrario. Nunca deja de amarnos.
Hoy
el reto del amor es permanecer en la oración y el amor. Hoy cuida tu rato junto
a Cristo, dile que, en tu día a día, Él sigue siendo lo central en tu vida. Y
pídele su fuerza y su amor para seguir amando a los que te rodean. Es el amor
el que puede hacer de este tiempo algo realmente especial.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma