Gotas de agua
Hola, buenos días, hoy Matilde nos lleva al Señor. Que
pases un feliz día.
Sabemos todos que en muchas partes de la Tierra hay
una gran sequía. Se habla de cambio climático y demás fenómenos de la
contaminación... Pero, todo lo que sabemos y decimos, no suele arreglar el
problema.
Nuestro Dios lo es del cielo y de la tierra, ¿y no va
a serlo también de la lluvia?
Nuestra vida está toda ella sostenida por la oración.
En el Evangelio, Jesús nos pide que supliquemos, que llamemos, que busquemos
donde es seguro se responde a nuestras necesidades.
Así pues, nosotras hemos estado saliendo estos días
por los caminos de nuestra gran huerta a hacer rogativas al Señor para que
envíe lluvia a nuestros campos.
Por la tarde, a las 6, después del trabajo, vamos
recorriendo la huerta y echando agua bendita mientras cantamos las letanías de
los Santos.
Cuando cantamos, miramos las nubes que van apareciendo
por poniente... pero nada, hoy todavía no hay agua... La insistencia con perseverancia,
estamos seguras de que traerá el agua tan deseada.
Cuando leo el Evangelio de la viuda inoportuna y el
juez inicuo, dice Jesús al final: “Si este juez, siendo malo, escuchó por fin a
la viuda, ¿vuestro Padre del Cielo (que es la Bondad infinita), os dará
largas?” No, sino que se compadecerá de nosotros y nos dará lo que tanto
necesitamos.
Nuestra perra, Jubi, se une a nuestros cantos, dando
prueba de gran contento con sus brincos y moviendo su rabo. Ella, a su manera,
también reza al Señor pidiendo la lluvia.
Tenemos que confiar mucho y perseverar en pedir lo que
es bueno para nosotros. ¿Y qué es lo bueno? Lo mejor que nos ha dado Dios es el
Don por excelencia: el Espíritu Santo.
Jesús termina diciendo: “Cuánto más vuestro Padre
celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden” (Lc 11, 13)
Pero, para pedir con la seguridad de alcanzar, nuestra
confianza tiene que ser total.
A los dos días de empezar a rezar por la huerta,
llovió, pero no lo suficiente, así que perseveramos en la oración. Y, por fin,
terminadas las rogativas, ha llovido insistentemente, y hasta ha nevado en
ciertas partes, con lo que esto supone de acumulación de agua.
Hoy el reto del amor es pedir al Señor dos gotas
frescas de Fe, una Fe marcada por la confianza, una Fe que no titubee.
VIVE DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma