Según la directora general de
RedMadre, Amaya Azcona, «en España hay miles de mujeres que desearían
llevar a término su embarazo y ejercer su maternidad
Pese
al optimismo oficial por el ligero descenso en las cifras del aborto en 2016,
RedMadre lamenta que una parte de la sociedad se haya acostumbrado «a verlo
como la opción más aceptable», y lamenta la ausencia de una ley de apoyo a la
maternidad que ofrezca ayudas a las embarazadas en situaciones de dificultad.
Durante
2016 se realizaron en España 93.131 abortos, 1.057 menos que las 94.188
del año anterior, un descenso del 1,12 %, según los datos hechos públicos
este 29 de diciembre por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e
Igualdad. Es la cifra más baja en los últimos once años. El mayor pico
–118.359 abortos– se registró en 2001.
En
términos relativos, las cifras de 2016 suponen 10,36 abortos por cada mil
mujeres, tasa ligeramente inferior a la tasa de 2015, con 10,40 abortos por mil
mujeres, lo que consolida un descenso mantenido en los cinco últimos años.
Pero
frente al optimismo oficial por este ligero descenso, la fundación
RedMadre hacer ver que cerca de 95.000 abortos nunca pueden ser motivo de
celebración y considera que estos datos deberían hacer reflexionar a la
sociedad y al Gobierno «sobre esta tragedia que afecta a decenas de miles
de mujeres y sobre las consecuencias de la ausencia de políticas de apoyo
a las mujeres embarazadas, con especial atención a las más vulnerables».
Según
la directora general de RedMadre, Amaya Azcona, «en España hay miles de
mujeres que desearían llevar a término su embarazo y ejercer su maternidad.
Por ello la sociedad española tiene la obligación de afrontar el drama
humano que afecta a la mujer embarazada que se plantea el aborto y debe
promover el valor de la maternidad con políticas de apoyo a la mujer que se
encuentra ante un embarazo imprevisto y que recibe presiones constantes para
que aborte. Muchas no lo harían si recibieran la ayuda que necesitan».
«Nunca
el aborto es la solución a un embarazo imprevisto –añade Azcona–, pero
existe una parte de la sociedad que se ha acostumbrado a verlo como la opción
más aceptable cuando las circunstancias que rodean a la mujer son dificultosas,
de forma que en vez de ayudarla a resolver sus problemas la obliga a pasar por
una situación que nadie desearía para sí mismo».
Para
la fundación, es necesaria «una Ley de apoyo a la maternidad que asista, sobre
todo, a las mujeres en riesgo de exclusión social a causa de su embarazo, es
decir, a aquellas que se ven abocadas al aborto por sus circunstancias
socio-económicas».
Retrato robot de la
mujer que aborta
Según
el retrato robot a partir de los datos ofrecidos por el gobierno, la mujer que
recurrió el aborto vive en pareja (28,69%), tiene hijos (53,69%), cuenta
con estudios de ESO y/o Bachillerato o equivalentes (65,55%), trabaja (55,43%)
y es de nacionalidad española (64,52%).
Una
de cada cuatro mujeres ya había abortado con anterioridad. En la mayoría de los
casos no se alegaron causas (un 89,67 %); un 6,38 % de los abortos se justificó
por el grave riesgo para la vida o la salud de la embarazada (6,38%); un 3,61 %
de mujeres aludieron al riesgo de graves anomalías en el feto (3,61%) y un 0,34
%, a anomalías fetales incompatibles con la vida.
Por
edades, la mayor tasa de abortos se registró en el rango entre los 20 y
los 24 años, (16,72 abortos por cada mil mujeres, cifra algo mayor que la del
año anterior, con 16,67). A continuación se situaron las mujeres entre 25-29 años,
con una tasa de 15,41, y las de entre 30 y 34 años (12,54). En el rango de 19 o
menos años, se pasó del 9,38 de 2015, a 8,97 en 2016. Entre los 35 y los 39
años la tasa fue de 8,89, y de 3,80 entre mayores de 40.
Por
comunidades autónomas, la mayor tasa se registró en las Islas Baleares (13,30
por cada mil mujeres), seguida de Madrid (12,51), Asturias (12,32), Canarias
(11,41), Murcia 10,82) y Andalucía (10,38). Las cifras más bajas se registraron
en Ceuta y Melilla (5,06), La Rioja (6,04) Castilla y León (6,05) y Extremadura
(6,15).
Fuente: Agencias / Alfa
y Omega