Estamos frente a una guerra
declarada contra la familia como institución
Giuliana
Caccia, Directora del Área de Familia del Centro de Estudios Católicos (CEC),
propuso tres claves para hacer frente a la “guerra declarada” contra la familia
mediante la ideología de género.
Caccia,
que participó en la jornada “Estado versus Niños y Familia” organizada por el
centro de Investigación, Formación y Estudios sobre la Mujer (ISFEM) y la
Pontifica Universidad Católica de Chile el 26 de septiembre, advirtió que
“estamos frente a una guerra declarada contra la familia como institución”.
“El
Estado está decidido a adoctrinar a los niños en la ideologías de género”,
alertó.
En
Chile, advirtió, podrían aprobarse leyes que generen un entorno similar al que
ya se da en Estados Unidos y Europa en donde se vulnera el derecho de los niños
a ser educados por sus padres y el adoctrinamiento en ideología de género
promueve conductas como la masturbación y una educación sexual muy prematura.
Para
contrarrestar los ataques que recibe la familia, especialmente el derecho de
los padres a educar a sus hijos según sus convicciones, la magíster en
Matrimonio y Familia por la Universidad de Navarra explicó tres claves para
defender la institución familiar.
1.- Educar a los hijos en
lo bello y verdadero
“La
única forma de aguantar todo este tsunami anti vida, anti familia e ideológico
es que nosotros (los padres) inculquemos valores en nuestra casa para que
cuando nuestros hijos salgan al mundo tengan con que contrastar lo que les dé
el mundo”.
“Los
padres son los primeros y principales educadores de sus propios hijos”. “Los
que tienen un vínculo único, vital, que permite que la generación educativa se
dé de manera natural”.
“En
ese ejercicio del derecho y deber preferente de los padres de educar a sus
hijos, es que ellos (los hijos) encontrarán la luz para discernir lo bueno, lo
bello y lo verdadero”.
“Cuando
te metes en la familia a reglamentar y romper vínculos, debilitas a la familia
y por tanto al ser humano. El niño necesita una guía, un vínculo, un
crecimiento ético, moral y afectivo. Si le quitas eso tienes una persona lista
para ser dominada”.
2.- No dejarse engañar
Giuliana
Caccia explicó que el relativismo ha influido en la forma de pensar, en la
cultura y la legislación.
Si
bien, “se reconoce a la familia como la célula básica de la sociedad” y un
“espacio fundamental para el desarrollo pleno de la persona humana” se crean leyes como
el divorcio y el aborto que “regulan los vínculos familiares” y buscan
“disolver” el concepto familia.
Asimismo,
“se ha exaltado una cultura individualista, hedonista y utilitarista” y la
ideología de género ha creado una supuesta "opresión de la mujer” que
estaría “institucionalizada en la familia monogámica”.
El
relativismo ha creado “nuevos derechos humanos que no han hecho más que
aumentar los índices de familias rotas”, han debilitado “la justa autoridad de
los padres en la educación de sus hijos” y como resultado “más pobreza y más
marginación”.
3.- Movilizarse por la
familia
Por
último, Caccia aseguró que el “proceso ideológico pasó por nuestras narices
porque la sociedad se dejó de involucrar en la vida política del país y dejó
todo en manos del estado”.
La
experta llamó a “salir a las calles y hacer un trabajo muy fuerte. Todos los
que trabajamos vinculados a la protección y defensa de los valores familiares”.
“La
sociedad civil no se puede quedar sentada opinando en las redes sociales. Así
no se es cívicamente activo. El mundo se cambia trabajando en el mundo, dentro
de las realidades con la mujer vulnerada, acogiendo a la mujer violada, al bebé
producto de esa violación. No es quedarse sentado”.
“Si
bien, el cien por ciento no puede tener una vida activa en la calle en defensa
de la familia y contra las leyes que buscan destruirla, tenemos que trabajar en
el hogar para no acoger, no integrar y rechazar cien por ciento la ideología.
Eso se hace coherentemente con la formación de los padres y de sus hijos, es
decir en su derecho preferente de educar a los hijos”.
Por:
Giselle Vargas