Obra de sus manos
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Hace
unos días íbamos paseando por la huerta y, de pronto, Joane señaló un conjunto
de árboles, que estaban iluminados por la luz del atardecer. Parecían una
preciosa paleta del color verde, ¡era todo un espectáculo de luz y de colores!
Es
verdad que eran todos árboles, pero cada uno de ellos era de un color verde
diferente, no había dos iguales.
Nos
encantó ver aquel paisaje y, mientras subíamos hacia el Noviciado, Lety nos iba
comentando que, igual que a los árboles, Dios nos ha creado a todos. Que todos
somos iguales, en el sentido de que todos somos personas, pero, a la vez, somos
diferentes, porque a cada uno nos ha hecho con unos dones, y no hay dos
personas iguales.
Y
es cierto: cuántas veces nos gustaría que aquella persona pensara igual que yo,
y nos gustaría cambiar su forma de ver las cosas; o aquellas veces que nos
deslumbran los dones de una persona, y nos da por compararnos, deseando poder
hacer o poder llegar a ser como él o ella...
Pero,
al ver aquel impresionante paisaje, comprendimos mejor que Dios nos ha querido
crear a cada uno de un color y, por ello, no tenemos que empeñarnos en
parecernos a alguien, o en que los demás cambien a mi gusto, sino que tenemos
que descubrir mejor cuál es la riqueza que Él ha puesto en nosotros, para que
podamos dejar salir la vida que Él nos ha dado.
Hoy
el reto del amor es ser diferente. Hoy deja en Cristo las comparaciones que te
puedan surgir, y deja en Sus Manos a las personas a las que te gustaría
cambiar. Hoy, sencillamente, haz lo que sabes hacer, saca el color que Nuestro
Creador ha puesto dentro de ti. Sólo así tu entrega será de amor y, además,
disfrutarás de cada cosa que hagas, sabiendo que eres una obra de Sus Manos.
VIVE
DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma