Nómada
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
La
campana tocaba a Vísperas. Una vez más, iba tarde.
A
galope tendido entré en mi celda, dispuesta a cambiarme, pero...
-
¡Ay! ¡Que no tengo ropa!
Habíamos
estado trasladando el armario a la celda de Comunidad, por lo que había tenido
que sacar todo. Salí corriendo a la sala, donde había dejado el hábito.
A
toda velocidad entré en mi celda y...
-
¡¡Ay!! ¡¡Que no tengo perchas, ni cama, ni nada!! ¿Dónde dejo todo?
Cargada
aún con la ropa, volví a la sala, donde me agencié una silla y la metí en la
celda.
Unos
segundos después, crucé corriendo la galería hacia el baño... con la ropa
todavía en brazos.
-
Pero, Sión, ¿dónde vas y aún sin vestir? ¡Que no llegas a Vísperas!
-
¡¡¡Aaaaaaaayyyyyy!!! ¡¡¡Que no tengo puertaaaaaa!!!
Claro,
la habíamos tenido que quitar porque, si no, no había forma de sacar el
armario...
Nunca
me había fijado en lo imprescindible de ese detalle: había arreglado todo lo
demás, ¡pero, sin puerta, no servía de nada!
Ya
más tranquila, en la oración, el Señor me sacó una gran sonrisa al recordarme
aquella frase: «Yo soy la puerta». ¡Y es verdad, Él es lo realmente
imprescindible!
Una
puerta es señal de hogar: podemos tener muebles muy diferentes, pero todas las
casas cuentan con su puerta. La puerta de tu hogar da confianza, pues sabes que
se abrirá ante ti; y da seguridad, porque no dejará pasar a los extraños. Tu
puerta te acoge, te protege. ¡Pues eso es todo lo que quiere ser Cristo para
ti! Él es la puerta... ¡en Su corazón encontrarás tu hogar!
Y,
si piensas que no es así para ti, recuerda aquellas palabras de Jesús: «Al que
venga a mí, no lo echaré afuera» (Jn 6, 37), o «Al que llama se le abre» (Mt 7,
8)... ¡Créeme, Cristo es realmente "tu" puerta!
Hoy
el reto del amor es poner la mano sobre la puerta de tu casa. Al salir o al
llegar de trabajar, al ir a abrir la puerta, tócala. Date aunque sea unos
segundos para recordarte que Jesús es la Puerta, ¡una puerta siempre abierta
para ti! ¡Que hoy la puerta de tu hogar sea una invitación para orar! ¡Feliz
día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma