Escucha, Israel
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Hace
unos días, estábamos Lety y yo en la cocina terminando de fregar las cosas de
la comida. Mientras lo hacíamos, estábamos compartiendo, y ella comenzó
explicarme algunas cosas de los bonsáis que tiene.
Últimamente
le habían regalado algún ejemplar de estos curiosos arbolitos, y me estuvo
explicando detalles de lo que había estado estudiando para aprender a
cuidarlos.
Estuve
escuchándola y me di cuenta de que le gustan mucho. En realidad, ya sabía que
le gustaban, pero quizá nunca le había dado importancia, ni me había detenido a
escucharla.
Me
llenó de alegría descubrir un poco más de ella. Y me daba cuenta de la
importancia que tiene escuchar; sentí la gran necesidad que tengo de aprender
este arte.
Desde
aquel día, el tema de la escucha me ha dado para orar mucho. Y el Señor me ha
ido llevando a descubrir que sólo tenemos oídos para escuchar una voz. Y, por
nuestra debilidad, nuestro oído suele oscilar entre escuchar a los hermanos y
escuchar al Señor, o escucharse a uno mismo.
Y...
claro... la diferencia es realmente grande: cuando nos escuchamos a nosotros
mismos, descubrimos nuestro lado egoísta, que piensa más en uno mismo y, al final,
no te lleva a amar, sino, más bien, a encerrarte en tus propios intereses.
Sin
embargo, cuando escuchamos al Señor y a los demás, descubrimos lo mejor que Él
nos ha dado: un corazón para amar. Comenzamos a sentir sus latidos y comenzamos
a amar, descubrimos hermanos con gustos, con necesidades, y sólo escuchando les
empezamos a conocer como realmente son.
Así
también descubrimos a un Dios cercano, que permanece vivo y hablándote, que es
la fuerza que te mueve y te empuja a vivir pendiente del amor. Muy importante
es para Él este oído atento, ya que quiso que el mandamiento principal y
primero comenzara diciendo: "Escucha...". Realmente Él, que es la
Palabra, tiene algo que decirnos.
Hoy
el reto del amor es escuchar. Aprovecha el domingo para dedicar un poco de tu
tiempo libre a escuchar a una persona. Deja que el amor te lleve a implicarte,
a poner alma, vida y corazón, y experimentarás de nuevo que hay más alegría en
dar que en recibir.
VIVE
DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma