Una
postuladora de la Congregación para las Causas de los Santos responde a las
dudas principales sobre la reciente reforma que introdujo el Papa Francisco a
los procesos de beatificación y canonización
¿Una
nueva forma de ser santo?
Ahora, gracias al Papa Francisco, se hizo realidad.
El 11 de julio pasado, el Vaticano difundió el “motu proprio” que lleva por
título: “Majorem hac dilectionem”.
Un decreto pontificio que plasmó
definitivamente la nueva vía para la santidad: el ofrecimiento de la vida.
Gracias a ello, cristianos ejemplares que no fueron mártires y no tuvieron
necesariamente una prolongada “vida heroica” de virtudes, podrán acceder al
honor de los altares.
Se
trata de una reforma histórica. Por primera vez en siglos un Papa decide
modificar las antiguas reglas que rigen los procesos de beatificación y
canonización. No para cambiar su sentido, sino para ampliar su mirada. En
entrevista con el Vatican Insider Silvia Correale explica los detalles de esta
novedad. Argentina, originaria de la ciudad de Rosario, cuenta con una
experiencia de muchos años como postuladora de causas de santos. Para más
señales: ella condujo el proceso del primer santo “totalmente” argentino, el
cura gaucho José Gabriel Brochero.
¿Qué
significa este cambio?
Antes,
uno podía iniciar una causa de canonización o beatificación por “virtudes
heroicas” o por “martirio”. Esas eran las dos únicas formas, según cuál de esas
se elegía eran las cuestiones sobre las cuales se trataría todo el proceso
posterior. Si estudiamos la vida, las virtudes, la fama de santidad de una
persona, o si se estudia un martirio. Son dos modalidades que la Iglesia
universal reconoce para introducir y llevar adelante una causa. A partir de
ahora existe un nuevo modo, llamado “ofrecimiento de la vida”. Para que se
elija esta nueva vía debe existir un acto de voluntad libre por el cual un fiel
decide realizar un acto heroico de caridad, hacia Dios o hacia el prójimo,
sabiendo que ello puede significar en breve tiempo una muerte cierta.
¿En
qué presupuestos se puede dar?
Puede
darse en el caso de quien va a un país donde existe una gran epidemia, un
virus. Cuando uno va como voluntario de la Cruz Roja a un lugar de guerra.
También quien se tira al mar para salvar a una persona cuando hay borrasca y
sabe que eso le puede costar la vida. Estos casos no se pueden equiparar al
martirio porque no existe una persecución en “odium fidei” (por odio a la fe),
ni tampoco existe un derramamiento violento de sangre ligado a una persecución
religiosa. Al mismo tiempo, algunos de ellos no pueden ser encuadrados como
“virtud heroica”, porque esto exige un modo heroico de proceder, un testimonio
evidente de fe por muchos años antes de la muerte de la persona, al menos 10.
En el nuevo modo, se deberá comprobar que la persona vivía las virtudes
cristianas en modo normal y su heroicidad se manifiesta en el momento de
arriesgar la propia vida.
¿Puede
darnos algún ejemplo?
Tenemos
el caso de Gino Pistoni, un joven italiano que estaba haciendo el servicio
militar durante la Segunda Guerra Mundial y luego se unió a los partisanos. No
usaba el arma sino que apoyaba trasladando comida o siendo mensajero. Él quiso
ayudar a un soldado alemán herido en un momento dramático y aunque sus
compañeros le advirtieron que era peligroso, decidió actuar de todas maneras.
Al ayudar a ese soldado encontró la muerte y con su propia sangre escribió en
una tela que llevaba: “Ofrezco mi vida por la Acción Católica y por Italia,
viva Cristo Rey”. Este podría ser un caso, porque normalmente se requiere
comprobar las virtudes cristianas por mucho tiempo antes, pero cuando se trata
de una persona tan joven, de apenas 20 años, resulta mucho más difícil.
¿Esto
va a hacer más cortos los procesos de beatificación o canonización? ¿Se
modificará de alguna manera el protocolo a seguir?
Hasta
ahora no nos han mandado muchas instrucciones al respecto, es todo muy
reciente. Pero la “positio” (documento de vida y obra del futuro santo) se hará
normalmente. Leyendo las modificaciones a la normativa se intuye que el proceso
continuará igual, no sufrirá cambios, con su fase diocesana y romana, con los
respectivos relatores y todo lo demás. Después tendrá que ir a la consulta
teológica y los consultores deberán comprobar que conste una heroica donación
de la vida, una muerte por la caridad, y de las virtudes cristianas en grado
ordinario.
¿También
se mantendrá sin cambios la exigencia de los milagros para la beatificación y
canonización?
Si,
también en este caso se necesitará de un milagro para la beatificación, como el
caso de las virtudes heroicas. El mártir puede ser beato sin necesidad del
milagro, sólo requiere uno para su reconocimiento como santo.
¿Esto
va a propiciar la aparición de nuevas causas?
Puede
ser. Hay casos ambiguos, como el de san Maximiliano Kolbe (que murió en el campo
de concentración de Auschwitz tomando el puesto de otro en el patíbulo). Él fue
beatificado por virtudes heroicas y canonizado por martirio. Casos como esos
son difíciles para instruir y estudiar, pero ahora con esta nueva modalidad se
tendrá una mayor claridad.
¿Ya
se hablaba sobre la posibilidad de este cambio en la Curia Romana?
Este
tema se hablaba entre los postuladores, con los superiores, desde hace ya
muchos años. Después, en el 2014, se tomó la decisión de hacer una propuesta
más oficial al Papa. Siempre se habló de esto. A partir de ahora toda nuestra
normativa va a hablar sobre las virtudes heroicas, sobre el martirio y sobre el
ofrecimiento de la vida.
¿Cuál
es el mensaje que el Papa quiere dar con este nuevo camino de santidad?
El
Papa Francisco es sensible a la necesidad de ir hacia el prójimo por la
caridad, incluso en un modo no ordinario. Está alentando a los fieles en esa
dirección, primero lo hizo con el Año Santo de la Misericordia, e insiste mucho
en esto. Es muy pedagógico que haya aprobado esta tercera vía, porque con ella
irá creando conciencia en el pueblo de Dios que además de las virtudes heroicas
y el martirio, la comunidad eclesial tiene otro camino para reconocer a una
persona digna de estar en los altares. Él está llevando a la Iglesia universal
y a la Santa Sede a actualizarse, a renovarse, a ir ordenándose de un modo más
actual, para responder mejor a la exigencia de los tiempos nuevos. El Papa
empuja cosas que ayuden a los fieles a tener claros los ideales de la vida
cristiana.
ANDRÉS
BELTRAMO ÁLVAREZ
CIUDAD
DEL VATICANO
Fuente:
Vatican Insider