Un
verdadero símbolo de la evangelización en América Latina y con raíces jesuitas
La
réplica de una histórica cruz peregrina en toda la Argentina. Se trata de la
Cruz de Matará, una cruz tallada en madera para la evangelización de los
Matará, tribu que habitaba lo que hoy es Santiago del Estero, Argentina, en el
siglo XVI.
Para
comunicarse con los aborígenes y comunicarles la buena nueva, los
misioneros jesuitas buscaron tallar en la cruz de mistol, un árbol de la zona,
algunos de los misterios fundamentales de la fe cristiana. La cruz
consta de dos maderos; el vertical de 47 cm y el horizontal de 17. Entre los
elementos tallados hay referencias a Jesús principio y fin, a la creación, al
nacimiento, a la última cena, las negaciones de Pedro, el sorteo de las
prendas, a María Santísima, entre otros.
La
catequesis de la cruz de Matará es símbolo de la creatividad misionera
de los primeros evangelizadores para sortear los inconvenientes del lenguaje, y
también del gran trabajo emprendido en educación religiosa y artística.
Durante
más de 300 años la cruz pasó de familia en familia, hasta que a mediados del
siglo XX, tras la creación de la diócesis de Añatuya en el territorio que
habitaron los Matará, el primer obispo, monseñor Jorge Gottau, la entronizó en
la catedral de Añatuya. Años antes un grupo de investigadores la había hallado
en custodia de una humilde familia, los Sosa Ruiz.
La
cruz luego fue trasladada a la capilla-santuario de la Cruz de Matará, erigida
en las tierras originarias de los aborígenes, tal lo prometido por el primero
obispo a los habitantes de la zona. Y pese a la antigüedad, se la
conserva en gran estado.
Tal
fue el impacto de su hallazgo para la Iglesia en la Argentina, que durante
años estuvo en la portada de los Misales Romanos.También ha sido siempre
muy importante para los congresos misioneros nacionales. En el primero, en
1991, marchó junto con el corazón de San Roque González con los concurrentes en
Posadas, Misiones. Para el encuentro de este año, su réplica recorre todas las
diócesis para concluir en noviembre en Neuquén, donde se congregarán los
misioneros argentinos.
Esteban
Pittaro
Aleteia Argentina