Final del Año Jubilar en honor de la llegada de San
Pío a San Giovanni Rotondo hace cien años. Aquí las reflexiones de papa
Francisco sobre el secreto de la alegría de este santo italiano. 5 claves para
aplicar la receta en la vida diaria
El papa Francisco envió al
cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causas de los Santos
a San Giovanni Rotondo, Italia, para presidir el próximo 28 de julio 2017, la
ceremonia de clausura del Año Jubilar en honor del centenario de la llegada de
San Padre Pío a ese lugar, meta de peregrinaje de miles de personas de todo el
mundo.
En este contexto,
recordamos que Francisco durante el pasado Año Santo destacó a Padre Pío como
un ejemplo de sacerdote confesor y un “servidor de la misericordia”, a tiempo
completo, practicando a veces hasta el cansancio “el apostolado de la escucha”
y de la oración.
Lecciones para la buena oración
en padre Pío
A continuación
algunas lecciones de San Padre Pío en las palabras de papa Francisco en
relación a la oración como ‘buena práctica’ no para “obtener algo de paz para
el corazón”; ni para obtener favores de Dios, sino para salir del propio
egoísmo y mantener viva una verdadera alegría interior.
Precisamente, la
oración es “una obra de misericordia espiritual, que quiere llevar todo al
corazón de Dios”, explicó Francisco en una audiencia jubilar a los Grupos de
Oración de Padre Pío en la plaza de San Pedro. (06.02.2016).
1. La oración no es una
aspirina
La oración no es una
“aspirina que se toma” para estar mejor o una transacción que se hace con Dios
para obtener algo. Francisco explicó que padre Pío con su vida enseña que la
oración es un acto de misericordia espiritual, confiar en el ‘Padre, en Dios’,
como un regalo de la fe y del amor.
2. La oración es como el pan
La oración es una
“necesidad como el pan” e insiste en la buena actitud que hay que tener en el
momento de la plegaria: “Padre, yo en ti confío esto”, para que Dios cuide de
eso que llevamos dentro y nos perturba.
3. La oración, una llave para abrir el corazón de Dios
La oración como
amaba decir el Padre Pío es “la mejor arma que tenemos, una llave que abre el
corazón de Dios. Se trata de “una llave fácil”. Pues, “el corazón de Dios no
está ‘sellado’ con una gran cantidad de medidas de seguridad”.
4. La oración es la fuerza de la Iglesia
Francisco explica
que el corazón de Dios se abre con la oración porque Él es un Padre que se
derrite con la voz de sus hijos.
Asimismo, la oración
es la mayor fuerza de la Iglesia y que nunca hay que dejar, porque la Iglesia
da frutos si es como la Virgen María y los apóstoles, que estaban listos a
“perseverar unánimemente en la oración” (Hechos 1, 14). La oración para esperar
en el Espíritu Santo.
5. La oración es la receta para la alegría
El Pontífice,
recordado San Pío, enseña que la oración constante hace parte de la buena
batalla. “De lo contrario es probable que apoyamos nuestra vida en otra parte:
en los medios, el dinero, el poder”.
En fin, la oración
mantiene viva la evangelización y la alegría que iluminan el corazón para que
no se vuelva “aburrido”. Entonces, el Papa termina asegurando que la
clave para un corazón alegre es la oración.
Padre Pío
San Pío ha sido un
fraile Capuchino que se dedicó a la salvación de las almas. Nació en 1887, se
unió a la Orden Capuchino a los 15 años antes de ser ordenado sacerdote en 1910
y fue enviado el 28 de julio de 1916 al convento de San Giovanni Rotondo, donde
permaneció hasta su muerte.
En 1918, después de
una misa, recibió los estigmas de Cristo. Heridas que llevaba en las manos, los
pies y el pecho y lo acompañaron por más de 50 años, lo que atraería a una
multitud de periodistas y médicos. Pero, especialmente ha traído a muchos
fieles.
El 5 de febrero de
2016, los restos del famoso capuchino habían llegado al Vaticano para ser
presentados a la veneración de los fieles durante casi una semana como parte
del Jubileo de la misericordia.
Un mar de fieles
vivió ese momento con una gran devoción hasta las lágrimas y luego acompañaron
sus reliquias en medio a una multitud rebosante de piedad popular, a lo largo
de la Vía de la Conciliación.