El último informe internacional sobre prostitución,
limosna y abusos de niños extranjeros confirma la denuncia del Pontífice
‘Ustedes niños son mi
esperanza’, dijo el papa Francisco a un grupo de niños que le escribieron. Así
quedó de manifiesto en el libro: “El amor antes del mundo”. No obstante,
recientes noticias hablan de que esa esperanza la están robando, explotando,
abusando.
Criminales sin
escrúpulos lucran de la condición de vulnerabilidad de los niños migrantes
forzados en Europa. Esa es la denuncia de un reciente informe internacional.
El número de niños extranjeros no acompañados que llegan vía mar a
Europa se ha multiplicado por dos, respecto al años 2016. Se trata de casi 26
mil menores que llegan a Italia, contados en lo que va del año 2017. Niños y
adolescentes que son carne fresca para esclavistas y criminales.
Save de Children
denuncia en un informe: “Pequeños esclavos invisibles 2017”, presentado este
jueves, que los menores emigrantes son los más vulnerables en la emergencia
humanitaria de los desembarcos.
Con motivo de la Jornada
Internacional contra la trata de Seres Humanos, en detalle, se
denuncia el aumento de niñas nigerianas y de otros lugares de África traídas
con el engaño para hacerlas prostituir, así como niñas esclavas del Europa de
Este o de los niños de Bangladés obligados a trabajar para ‘comer’.
Niñas y niños menores de 18 años son víctimas de los
traficantes: 67% son nigerianas, 8% rumanos y también utilizados como
vendedores de droga, casi 10%. Los niños explotados laboralmente (5%) y los que
son obligados a pedir limosna en las calles llegan al 50% de los casos.
Los principales beneficiarios son las mafias y bandas
criminales. En el caso de las limosnas, este negocio aumenta porque tan jugoso
como el de la venta de drogas. Los niños conmueven a los transeúntes en las
calles y el valor aumenta si tiene algún defecto físico.
La denuncia del Papa
En este contexto, el
papa Francisco dedicó su mensaje anual sobre inmigración al drama que viven
estos niños migrantes y criticó que en lugar de favorecer su integración se
busque sólo impedir su entrada en los países o se favorezca su repatriación.
Francisco los llamó
sin medias tintas los nuevos medio-huérfanos porque muchas veces no se sabe si
tienen o no familia en sus países de origen.
De hecho, las
asociaciones humanitarias denuncian la desaparición de cerca de 10.000 menores
inmigrantes tras su llegada a Europa.
Sólo en Italia, las
cifras de menores no acompañados se ha duplicado (16 mil menores en 2016).
Ante este panorama
desolador, Francisco denunció que “en lugar de favorecer la integración social
de los niños emigrantes, o programas de repatriación segura y asistida, se
busca sólo impedir su entrada, beneficiando de este modo que se recurra a redes
ilegales”, denunció el pontífice.
Francisco también
lamentó que los menores sean “enviados de vuelta a su país de origen sin
asegurarse de que esto corresponda realmente a su interés superior”.
El papa lamentó la
situación de estos niños y niñas que acaban “destinados con frecuencia a
centros de detención”, donde también están “expuestos a abusos y violencias de
todo tipo”.
Afirmó que “sigue
siendo crucial que se adopten adecuados procedimientos nacionales y planes de
cooperación acordados entre los países de origen y los de acogida, para
eliminar las causas de la emigración forzada de los niños”.
Francisco aseguró
que estos niños que se asoman a la vida no puede ser invisibles y sin voz: “la
precariedad los priva de documentos, ocultándolos a los ojos del mundo; la
ausencia de adultos que los acompañen impide que su voz se alce y sea
escuchada”.
Niños que huyen de la situación
en sus países y que son “los primeros en sufrirlas, padeciendo a veces torturas
y castigos corporales, que se unen a las de tipo moral y psíquico, dejándoles a
menudo huellas imborrables”.
El Papa insistió en
la necesidad de denunciar el abuso de los niños. “Si no se encuentra el modo de
intervenir con mayor rigor y eficacia ante los explotadores, no se podrán
detener las numerosas formas de esclavitud de las que son víctimas los menores
de edad”.
Igualmente exhortó a
las familias inmigrantes que “cooperen cada vez más estrechamente con las
comunidades que los acogen”.