Desenterrar el hueso
Hola,
buenos días, hoy Matilde nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
A
la caída de la tarde, ya cercana la hora de la oración del descanso nocturno,
Completas, nos solemos reunir la Comunidad en la huerta, y nos sentamos en unos
bancos para compartir. Todas hablamos, reímos y hasta jugamos, pasando un rato
muy bueno de fraternidad. ¡Claro, en esta reunión, no puede faltar nuestra
perra Jubi, que va de una monja a otra, muy nerviosa y sin parar de mover su
rabo! Salta, se nos sube y ladra de alegría, siempre esperando que le demos
algo de comer, pero no exigiendo, sino suplicando con sus monerías y
carantoñas.
Ayer,
el Noviciado vino un rato con nosotras. Lety, que traía un hueso en la mano,
tenía a Jubi brincando con ansia en torno a ella. Lanzó el hueso, Jubi lo cogió
al vuelo y marchó corriendo con él en la boca. Tenía para sí “un tesoro” que
tenía que esconder en un agujero en la tierra, para, en su momento de mayor
deseo, morderlo y comerlo, dejándolo limpio y morondo.
Este
hecho en un animalito de Dios, que actúa por instinto, me hizo pensar y os voy
a compartir lo que percibí:
Viendo
correr a Jubi, el Señor me trajo a la mente la parábola de Jesús de “el tesoro
escondido”, que dice así:
“Es
semejante el reino de los cielos (Jesús) a un tesoro escondido en un campo que,
quien lo encuentra, lo oculta y, lleno de alegría, va, vende cuanto tiene y
compra aquel campo” (Mt 13, 44).
¿No
estáis pensando en Jubi con su “hueso-tesoro” escondiéndolo en la tierra que
con alegría se dice: “este campo es mío"...?
Yo
me vi cada día cuando el sacerdote me da el Cuerpo de Cristo y lo percibo como
mi tesoro que escondo en mi corazón, y gozo de su compañía y de sus palabras,
que sólo saben de amor, de consuelo, de misericordia. Por Jesús, lo vendemos
todo, todo y gozamos, ya en la tierra, de un tesoro escondido…
Hoy
el reto del amor es que mires dentro de ti y te goces de la compañía de Jesús,
que te quiere como eres y como estás, y se te ofrece siempre para que le cuentes
“tus cosas”: todo le interesa y se goza en ti. Él te ha creado y te ama,
recíbele tú también con amor y pasión…
Desentierra
tu tesoro, que está en tu corazón. ¡Ánimo y adelante!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma