Un congreso internacional analizó en Burdeos
(Francia) las dinámicas sectarias
Entre el 29 de junio y el 1 de julio pasados la ciudad francesa de
Burdeos acogió el congreso anual de la International Cultic Studies Association
(ICSA), una de las instituciones más importantes a nivel mundial en el estudio
del fenómeno sectario. Con el título “Dinámicas sectarias y radicalización”,
reunió a más de 150 ponentes llegados de todo el mundo para compartir sus
hallazgos y experiencias.
En esta ocasión, el congreso estuvo co-organizado con otra
institución canadiense semejante, InfoSecte-InfoCult Montréal, y con la Société
Française de Recherche et d’Analyse de l’Emprise Mentale (Sociedad Francesa de
Investigación y de Análisis del Control Mental, SFRAEM). El alcalde de Burdeos,
Alain Juppé, participó en el acto de inauguración dando la bienvenida a los
participantes y subrayando la gravedad de los fenómenos de radicalización
terrorista que tanto preocupan a las autoridades galas.
Mucho más que las sectas
La presentación del congreso
estuvo a cargo del secretario ejecutivo de la ICSA, el norteamericano Michael
Langone, que recordó las cuatro misiones principales de su organización, y que
hallaron su reflejo en el desarrollo temático del congreso: “ayudar a los que
han sido dañados por la manipulación psicológica y por grupos sectarios o
semejantes, sensibilizar al público, promover y realizar investigaciones,
apoyar a los profesionales de la ayuda interesados en esta área”.
Porque, como destacó, “los
temas tratados por los conferenciantes en este congreso no son marginales,
esotéricos o sin importancia”, ya que “la investigación indica que en torno al
uno por ciento de la población ha estado involucrado en una secta en algún
momento de su vida”.
Sin embargo, la estadística se
dispara y “el número de personas afectadas se incrementa notablemente si se
amplía el campo de estudio a las ‘dinámicas sectarias’, es decir, a la poderosa
manipulación psicológica que puede afectar a las relaciones en las religiones,
la psicoterapia, los negocios y las organizaciones políticas, además de a otras
relaciones interpersonales, incluyendo familias y parejas”.
¿Qué son las dinámicas
sectarias?
Según Langone, “podemos
caracterizar una dinámica sectaria por una ideología sostenida intensamente y
un liderazgo autoritario, a menudo carismático, que busca inducir en otros no
sólo la obediencia al alto nivel de demanda de la propia ideología, sino
también la aceptación con todo el corazón de esa ideología”.
Para distinguirlo de otros
fenómenos, el experto explicó que “una dinámica autoritaria, como la que se da
en una prisión, impone el cumplimiento, pero una dinámica sectaria impone el
cumplimiento y la creencia”. De esta forma, el sectarismo “trata de cambiar el
núcleo mismo de la persona, de manera que él o ella siga estando conforme
cuando no estén presentes los controles externos”. También hay diferencias con
el fenómeno del terrorismo radical, aunque las semejanzas permiten que el
conocimiento de las sectas ayude a entender mejor los procesos de
radicalización y desradicalización.
Dignidad de la persona
Al presentar el congreso
internacional, Michael Langone afirmó que los participantes provenían de
diversos planteamientos religiosos e ideológicos, y de diversas clases
sociales. Muchos de ellos con “experiencia personal de abuso y manipulación”.
De ahí procede el principio sostenido por la ICSA: “las personas deben ser
tratadas con respeto, esto es, deben ser preservadas la mentalidad individual,
la autonomía, la identidad y la dignidad”.
Por ello, la afirmación
fundamental que animaba a los asistentes al congreso era, según su organizador,
que “las personas no deberían ser tratadas así”, en referencia a los casos de
manipulación psicológica. Y de esta forma, durante las tres jornadas en Burdeos
se insistió mucho en la ayuda a las víctimas, la reconstrucción psicológica y espiritual,
el apoyo a las familias, etc.
Langone también subrayó que “no
debemos olvidar a los niños. Un alto porcentaje de niños nacidos dentro de los
grupos sectarios los abandonan cuando se hacen jóvenes adultos, y muchos de
ellos sufren una gran angustia”. En estas situaciones “los abuelos pueden ser
el salvavidas, como pueden serlo los profesionales de la salud mental, si
tienen la formación adecuada”.
Distintos niveles de daño
Es importante no generalizar,
ya que “el grado de control social en los grupos, incluyendo los socialmente
desviados, puede diferir notablemente. Además, las personas responderán de
formas diferentes al mismo ambiente grupal”. Esta es la razón por la que “los
niveles de daño que observamos entre aquellos que dejan los grupos varían según
si son miembros de primera o de segunda generación”.
Hay ocasiones en las que no hay
daño psicológico, pero esto no invalida el que se reconozca el sufrimiento
causado en otras personas. “Debe ayudarse a las personas que están heridas.
Muchas buscan orientación” y, de hecho, una encuesta realizada hace unos años a
los psicólogos de Pennsylvania reveló que la mitad de ellos habían tratado a ex
adeptos de sectas o a sus familiares.
Y no sólo es importante la
ayuda posterior a los dañados por las sectas, con una buena formación de los
profesionales de la salud mental en este campo. Se hace crucial la “educación
preventiva”, es decir, “enseñar cómo reconocer y resistir la manipulación
psicológica”, yendo más allá de las informaciones sobre grupos concretos.
Por ello el congreso fue
precedido por una jornada con talleres de educación y talleres de prevención,
en la que también se presentó la labor divulgativa y formativa de la Red Iberoamericana
de Estudio de las Sectas (RIES).
Pistas concretas de ayuda
Desde la experiencia de la
ICSA, Michael Langone sugirió algunas acciones necesarias ante el fenómeno
sectario. Fueron las siguientes:
– Ayudar a las familias para
que aprendan recursos de comunicación para ayudar a sus seres queridos
afectados.
– Educar al público y en
especial a los jóvenes en una comprensión mayor de los procesos psicológicos de
control e influencia, no en el conocimiento de grupos específicos.
– Formar especialmente a los
profesionales de la salud mental y a los ministros religiosos para que puedan
ayudar a las personas y familias afectadas.
– Y por parte de los gobiernos
y de las fundaciones privadas debe haber una ayuda tanto para los afectados por
el sectarismo como para los investigadores que profundizan en la naturaleza,
prevalencia, efectos e implicaciones de la manipulación psicológica.
Luis
Santamaría
Fuente:
Aleteia