Reconocimiento de la
Fundación Internacional Raoul Wallenberg a monseñor Corrado Lorefice
Al
final no pudo contener las lágrimas. El arzobispo de Palermo no logró reprimir
la emoción al recibir la Medalla de la Fundación Internacional Raoul Wallenberg
por la devolución a la comunidad judía de la sinagoga que le fue expropiada
hace 524 años.
“Me
presento ante ustedes como quien, junto a una medalla, recibe de ustedes una
amistad que le toca en lo más profundo del corazón y que toca en lo más
profundo del corazón a los cristianos de Palermo”, confesó monseñor Corrado
Lorefice durante la ceremonia, que tuvo lugar el 29 de junio.
La
celebración se convirtió en un momento histórico para Sicilia. Este gesto
inédito congregó a representantes de las religiones presentes en la isla.
Particularmente impactante fue la presencia de varios líderes religiosos
musulmanes de la capital siciliana, quienes quisieron testimoniar la
importancia de este gesto de reconciliación para toda la sociedad.
El
profundo impacto que tuvo el reconocimiento en la sociedad palermitana puede
comprenderse también con la presencia del alcalde, Leoluca Orlando, histórica
figura en la lucha contra la mafia.
La
emoción de la comunidad judía, que ve en este gesto una manera de aliviar la
injusticia que sufrió en 1493, cuando sus miembros fueron expulsados de la isla
por orden del rey católico Fernando de Aragón, fue manifestada por Giulio Di
Segni, vicepresidente de la Unión de Comunidades Judías Italianas, por el
rabino Pierpaolo Pinhas Punturello, representante para Italia de la
organización Shavei Israel, así como por el Estado de Israel, que envió un
mensaje firmado por el embajador ante la Santa Sede, Oren David.
Cristianos
de otras comunidades también quisieron testimoniar con su presencia el carácter
profético de esta iniciativa, en particular la Iglesia Evangélica, que estuvo
representada por el pastor Peter Ciaccio.
“Siento
la necesidad de decir —reconoció Leoluca Orlando— que este gesto nos alerta
ante el riesgo de convertirnos en cómplices de la ley que viola los derechos
humanos. Una profunda herida queda curada hoy con este gesto de monseñor
Lorefice”.
Para
el embajador israelí Oren David, esta iniciativa de “diálogo interreligioso es
importante, pues puede ayudar a aumentar la confianza y el conocimiento
recíproco y puede ofrecer una contribución importante para derrumbar los
prejuicios y la plaga del antisemitismo, que el Papa Juan Pablo II describió
como ‘un pecado contra Dios y contra la humanidad’”.
El
rabino Pierpaolo Pinhas Punturello subrayó que “un judío siempre debe saber
reconocer el bien”, calificando este gesto como un acto “histórico”, que se
explica a través de muchos pequeños actos de cercanía y amistad, que monseñor
Lorefice ha demostrado a la comunidad judía.
La
Fundación Internacional Raoul Wallenberg tiene como objetivo “reconocer el
bien”, preservando la herencia heroica del del diplomático sueco, de quien ha
tomado el nombre, así como de las personas que han arriesgado la vida por
salvar a perseguidos.
En
este contexto, Guillermo Bruschtein, vicepresidente de la Fundación Wallenberg,
motivó el reconocimiento explicando que “creemos que el acto de monseñor
Lorefice constituye un acto de salvación no sólo de vidas humanas, sino de
valores religiosos y culturales, que son fundamentales y trascendentes”.
Con
motivo de la entrega de la medalla se han puesto en circulación, en el Estado
de Israel, sellos en honor de este gesto de reconciliación que llevan la imagen
de monseñor Lorefice. Es la primera vez que la Fundación entrega esta medalla a
un líder religioso católico.
En
este momento, el Oratorio de Santa María del Sábado, construido en el terreno
de la gran sinagoga de Palermo se encuentra en restauración para poder acoger a
todos los visitantes que quieran descubrir la riqueza de la cultura judía.
Como
dijo monseñor Lorefice en la ceremonia, la devolución de la sinagoga de Palermo
no es más que “una etapa en el largo camino de reconciliación que estamos
llamados a recorrer”.
El
gesto, de hecho, interpela a las comunidades cristianas de otros países en los
que se expulsaron a judíos y se confiscaron sus lugares de culto.
Jesus Colina/Silvia Costantini
Fuente:
Aleteia