Un necesario alto en el camino
todas las tareas bajo el sol:
tiempo de nacer, tiempo de morir;
tiempo de plantar, tiempo de arrancar;
tiempo de derruir, tiempo de construir;
tiempo de llorar, tiempo de reír;
tiempo de hacer duelo, tiempo de bailar.
(Ecl
3,1-4)
Este precioso texto de la sabiduría expresada en el libro
del Eclesiastés nos ofrece el marco para una sencilla crónica sobre una
sencilla y a la vez fraterna conclusión del curso pastoral en nuestra Parroquia.
El lunes 26 de junio tuvo lugar la Asamblea Parroquial, como
ya viene realizándose en los últimos años. A ella estábamos invitados todos los
miembros de la parroquia. Después de un curso repleto de experiencias
diversas, cada uno desde su situación personal, desde su forma única de caminar
como cristiano en este pedazo de Pueblo de Dios que todos formamos, llega el
momento de mirar este tramo del camino recorrido y alegrarnos juntos, compartir
algo de esas experiencias y dar juntos gracias a Dios por todo ello.
Como he dicho antes, el encuentro
discurrió de forma sencilla, amena, cordial. No era una reunión de empresa, ni
política. Comenzamos con un canto y una breve oración, proclamando un texto de una carta de San Pablo. Después, por turno, un
portavoz de cada una de las áreas pastorales o actividades de la Parroquia,
informó brevemente sobre su campo, respondiendo a las preguntas que cada uno
quisimos hacer, resultando un coloquio enriquecedor. Es bonito esto y es
interesante.
Sabemos muchas veces de oídas las cosas
que hacen otros. Y a otros les pasa lo mismo sobre lo nuestro. El Consejo
Pastoral, el Coro Parroquial, el Consejo Arciprestal, el grupo de Cáritas, el
grupo de Biblia, el área de la Catequesis, el grupo de monaguillos, el equipo
de Liturgia, las personas encargadas del Servicio del Templo: limpieza, flores,
llaves y … que todo esté como lo vemos, ¡como un jaspe!. ¡Qué maravilla, ver
hecha realidad la palabra de San Pablo! “diversidad de dones y carismas, pero un
mismo Espíritu que obra todo en todos”. Con nuestras limitaciones, errores y
flaquezas, por supuesto. Y también en eso se nota que es el Señor Jesús quien
nos anima y nos construye como miembros de su Cuerpo, y no nuestra fuerza o
sabiduría humanas. Ojalá hubiéramos podido asistir TODOS.
Con esta Asamblea, ponemos punto y aparte
a la mayoría de las actividades enumeradas. También es un regalo de Dios el
descanso, y hasta un deber para volver a la carga con energías renovadas, a
continuar la tarea. En todos los caminos hay que hacer un ¡ALTO! de vez en
cuando.
Y como no podía ser de otro modo, los más
de treinta que nos reunimos, pequeños, jóvenes y menos jóvenes, terminamos
compartiendo con alegría un refresco, con unos deliciosos pinchos. ¿Quién dice
que ser cristiano o ir a la Iglesia es de tristes o aburridos? ¡¡No sabe lo que
se pierde!!
Antonio Mª. Sanz
Antonio Mª. Sanz
VÍDEO-RESUMEN ACTIVIDADES PARROQUIALES
Curso 2016/17