El
Pontífice invita a dejarse maravillar por Dios y el misterio del universo al
dirigirse a los participantes en el encuentro organizado por la Specola
Vaticana, una de las instituciones de investigación astronómica más antiguas
del mundo
Benedicto
XVI aseguró que la fe y la razón van de la mano. En esta línea, Francisco calca
los pasos de su predecesor y reflexiona sobre el universo asegurando
que no es producto del caos, sino de la creatividad de Dios.
“La
existencia y la inteligibilidad del universo no son fruto del caos, sino de la
Sabiduría divina, presente como “primicia de su camino, antes que sus obras más
antiguas” (Pr 8:22)”, dijo en el aula Pablo VI este 12 de mayo 2017.
“Nunca
hay que tener miedo de la verdad, ni atrincherarse en posturas cerradas, sino aceptar
los nuevos descubrimientos científicos con una actitud de humildad
total. Caminando hacia las periferias del conocimiento humano se puede tener,
realmente, una experiencia auténtica del Señor, que es capaz de llenar nuestros
corazones”, expresó Francisco hoy en la mañana antes de partir a su
peregrinación a Fátima.
“Me
alegra su trabajo, que aprecio vivamente, y les animo a perseverar en la
búsqueda de la verdad”, dijo al personal internacional vaticano que incluye una
docena de investigadores astrónomos (la mayoría sacerdotes jesuitas), además de
profesores y académicos de varias culturas y nacionalidades convocados en
Castel Gandolfo alrededor del tema: “Agujeros negros, ondas gravitaciones y
singularidades del espacio-tiempo” (9-12 mayo 2017).
El
Papa al inicio de su alocución confirmó que las cuestiones sobre el universo
“son particularmente relevantes para la ciencia, la filosofía, la teología e
incluso la vida espiritual. Representan un “ruedo”, donde estas diferentes
disciplinas se han encontrado y a veces, enfrentado”.
La
Specola está dirigida por Guy Consolmagno, quien ha dirigido los trabajos sobre
cuestiones tales como el comienzo del universo y su evolución sucesiva, la
estructura profunda del espacio y del tiempo, entre otros.
Así,
Francisco recordó el trabajo de monseñor
Georges Lemaître (padre de la teoría del Big Bang), sacerdote católico
y cosmólogo, representante de la “tensión creativa entre ciencia y fe”, anotó.
Lemaître
defendió “siempre con lucidez la neta distinción metodológica entre los campos
de la ciencia y de la teología, vistos como ámbitos de competencias
diferentes que, sin embargo, se unificaron armoniosamente en su
vida”.
“Esta
distinción, ya presente en Santo Tomás de Aquino, defiende de generar
cortocircuitos que son perjudiciales tanto para la ciencia como para la fe”,
añadió.
“En
la inmensidad – continuó – espacio-temporal del universo, nosotros, los
seres humanos podemos sentir una sensación de asombro y experimentar nuestra
pequeñez, mientras surge en nuestra mente la pregunta del salmista: “¿Qué es el
hombre para que de él te acuerdes, el hijo de Adán para que de él te cuides?
“(Sal 8,5)”.
Francisco
que hace pocos meses encontró al científico Stephen Hawking en
el Vaticano, citó al predecesor más representativo de la teoría de la
relatividad, Albert
Einstein: “Se podría decir que el eterno misterio del mundo es su
comprensibilidad.”
Para
luego citar la Biblia: “La existencia y la inteligibilidad del universo no son
fruto del caos o del caso, sino de la Sabiduría divina, presente como “primicia
de su camino, antes que sus obras más antiguas” (Pr 8:22)”.
En
fin, el “Big Bang no contradice la creación”, había dicho el papa Francisco
meses antes (27.10.2014) en un discurso en la Sede de la Pontificia Academia de
las Ciencias del Vaticano, apoyando la función de la ciencia y definiendo el
origen del mundo como un acto de amor de la intervención divina.
Ary Waldir Ramos
Díaz
Fuente:
Aleteia