“Los vientres de alquiler constituyen una explotación de la mujer y convierten al niño que va a nacer en un objeto de consumo”
Kelly
Martínez fue vientre de alquiler en tres ocasiones y dio a luz cinco niños que
entregó a otros por dinero, pero tras su última experiencia que le abrió los
ojos, asegura que “no lo volvería a hacer” y decidió unirse a la campaña
internacional para poner fin a esta práctica.
En
una entrevista concedida al diario ABC, la americana Kelly Martínez explica que
lo que le llevó a comenzar en el mundo de los vientres de alquiler fue que le
“motivaba que me pagaran por hacer algo que me gustaba y se me daba bien”.
Cobraba
unos 35 mil dólares por gestación, pero todo cambió en el último embarazo por
subrogación. Era una pareja española que querían un niño y una niña, pero no
sucedió así y comenzó a gestar dos niños.
La
relación con la pareja española fue convirtiéndose cada vez en más tensa y
extraña porque “habían pagado un extra para tener niño y niña y estaban
realmente disgustados”, asegura.
Esta
situación de tensión hizo que Kelly padeciera una enfermedad llamada
“preclamsia”, por la que se aumenta la presión arterial y es muy grave para las
embarazadas y en ocasiones, mortal.
Esta
enfermedad, motivada por el estrés que le causaba la relación con la pareja
española hizo que diera a luz a los siete meses por cesárea. Algo que a la
pareja española no le pareció bien y exigió, según cuenta en la entrevista al
diario ABC, un examen de la placenta para ver qué había podido suceder.
La
pareja regresó a España con los niños pero no había pagado el importe que
habían acordado y no respondían a las reclamaciones de Kelly y la agencia
intermediaria tampoco se hacía responsable de ello.
Fue
entonces cuando se encontró con la plataforma Stop Surrogacy Now quienes le
ayudaron a terminar con ese proceso y a rehacer su vida porque, según declaró Kelly,
se sintió “explotada por esa pareja española”.
Kelly
afirma que le “rompe el corazón” pensar que estos dos pequeños “no vayan a
recibir el amor adecuado” de parte de esta pareja por no ser lo que habían
encargado y por eso asegura que después de todo lo vivido “no lo volvería a
hacer”.
Desde
entonces, Kelly ha cambiado su mentalidad y se ha unido a la campaña de la
plataforma Stop Surrogacy Now para terminar con los vientres de alquiler en
todo el mundo.
El
portavoz de los Obispos españoles, el P. José María Gil Tamayo, afirmó en
febrero de 2017 que “los vientres de alquiler constituyen una explotación de la
mujer y convierten al niño que va a nacer en un objeto de consumo”.
Además,
el P. Gil Tamayo aseguró que “hay casos de mujeres que son vientres de alquiler
en países del primer mundo, pero también en países del tercer mundo con
condiciones económicas más precarias donde se viven auténticas situaciones de
mercantilización”.
“La Iglesia entiende y
acompaña el dolor de las personas que no pueden tener hijos y anima a vivir el
deseo natural de la paternidad de otros modos, no solo el biológico. Como es la
paternidad orientada a la adopción y acogida especialmente de los más
pequeños”, subrayó el portavoz..
Fuente:
ACI