Cada
atuendo es una declaración y un recordatorio de su compromiso con Dios y la
Virgen
Algunos
insisten en decir que la moda es superficial. Pero no lo es ni en la vida
cotidiana de las mujeres “regulares” ni de las monjas (aunque de distintas
maneras). Los hábitos religiosos tienen una historia antiquísima y, desde
entonces, han sido dotados de un simbolismo prácticamente sagrado, ya que
significan que la persona consagró su vida a Dios.
Aunque
con los años su vestimenta ha cambiado un poco, en general su atuendo austero y
sencillo ha mantenido su base inicial. Sin embargo, según cada orden religiosa,
hay detalles o “accesorios” que varían y cada uno está dotado de un significado
interesantísimo. A continuación, la explicación del hábito de cuatro de ellas.
Monjas Benedictinas
Las
religiosas de esta orden religiosa llevan una túnica, velo, cinturón y
escapulario (entendido como la pieza larga que cuelga adelante y atrás). Todo
su atuendo es de color negro, tanto porque ese color significa penitencia como
también porque era la tela más económica cuando la orden fue fundada en Italia
siglos atrás, reflejando así modestia. Debajo del velo utilizan una toca (pieza
de tela ceñida al rostro) blanca para enmarcar su rostro.
Tanto
el velo (que suelen llevar doble, uno blanco y uno negro encima) como la toca
son un recordatorio que le pertenecen a Dios; además, permiten cubrir su
cabello para protegerlas de toda vanidad. El cinturón es símbolo de las cadenas
de Jesucristo y de obediencia; mientras que el escapulario representa su
compromiso con la conversión.
Monjas Carmelitas
Su
hábito consiste en una amplia túnica color café oscuro (que es una invitación a
abrazar la cruz cada día, así como un recordatorio de la tierra, ya que Karmel -Carmelo-
significa Jardín de Dios), sujeta por un cinturón (casi siempre de cuero,
símbolo de auto-control) cuyo extremo pende de lado, y un escapulario del mismo
color con un escote trapezoidal (según la tradición, el 16 de julio de 1251 la
Virgen María se apareció a San Simón Stock en Inglaterra, a quien entregó el
escapulario del Carmen).
El
escapulario representa la protección de María y su deseo de vestirlas en
Cristo. Para salir, utilizan también un manto o capa blanca, que simboliza la
pureza del corazón y la mente, la santidad y la castidad.
Monjas Dominicas
Las
hermanas de esta orden visten de blanco como señal de simplicidad, luz, pobreza
y, sobre todo, recordatorio de que son las “novias” de Cristo. Su hábito fue
propuesto por la Virgen al Beato Reginaldo de Orleans.
Su
velo es negro (símbolo de humildad, además para diferenciarse del blanco de las
novicias) y pueden usar una capa de este color durante el invierno o alguna
ceremonia. La unión de ambos colores tiene un significado especial, ya que es
la penitencia (negro) cubriendo y protegiendo la pureza (blanco), demostrando
también que para permanecer “limpios”, se requiere hacer sacrificios.
Algunas
llevan un largo rosario de 15 misterios sujeto al cinto y todas deben portar un
escapulario blanco.
Monjas Clarisas
Al
pertenecer a la Segunda Orden de San Francisco, utilizan un hábito muy sencillo
de túnica, toca, velo (negro) y un cordón como cinturón. En cuanto al color del
hábito, suele ser marrón como el de los monjes, pero también puede ser gris
(San Francisco en realidad usaba un hábito gris, pero se sabe que el Santo
tenía fascinación por las alondras porque tenían una especie de capucha como
los religiosos y eran aves muy austeras).
El
cordón que utilizan tiene tres nudos para representar los votos de castidad,
obediencia y pobreza. En cuanto al calzado, al igual que ocurre con casi todas
las religiosas, suelen ser sandalias pero también depende si hay una necesidad
especial, por lo que también utilizan zapatillas de goma o zapatos cerrados de
cuero.
Para
las mujeres comunes, el qué nos vamos a poner el día siguiente puede ser una
complicación por la variedad de opciones. Pero para las religiosas, que sólo
tienen una, también es un desafío porque es la confirmación de su entrega a
Dios.
Adriana Bello
Fuente:
Aleteia