"Gracias
te doy, mi amigo celestial, por tu cuidado vigilante perenne. En el momento de
mi muerte, llévame al cielo..."
Un
ángel de la guarda es un ángel que está asignado para proteger y guiar a una
persona en particular, grupo, reino o país.
La
creencia en los ángeles de la guarda se puede rastrear a través de toda la
antigüedad. El concepto de los ángeles y su jerarquía se desarrolló
extensamente en el cristianismo en el siglo V por san Dionisio el Areopagita.
Dios
quiere la salvación de todos los hombres. Y todos los hombres necesitan y
reciben la gracia suficiente para salvarse y además pueden contar con la
asistencia divina de estos seres en todo momento.
Los
ángeles de la guarda tienen el poder de ayudarnos a hacer una buena
meditación. Dada que nuestra imaginación es, en nuestros sentidos, un poco
limitada y muy inferior a la de los ángeles, ellos pueden colocar imágenes
sagradas en nuestra mente, sobre todo si les pedimos su ayuda.
Si
los demonios pueden colocar imágenes impuras en la imaginación de alguien, en
sus intentos de atraernos a la inmundicia del pecado consentido, entonces los
ángeles buenos pueden colocar imágenes sagradas en la mente para movernos a los
actos de amor.
Del
mismo modo, los ángeles buenos pueden evitar que los demonios asalten a nuestra
imaginación protegiendo nuestras mentes si con fe se lo pedimos.
Enseñanzas
que nos dejan los ángeles custodios:
Los
ángeles nos enseñan 3 grandes cosas:
1.-
A glorificar al Señor, proclamar su
santidad y rendirle sus homenajes de adoración, de amor y de ininterrumpida
alabanza.
2.-
A cumplir con fidelidad y con prontitud
todas las órdenes que reciben del Señor. A cumplir con la voluntad de Dios sin
discutir sus órdenes ni aplazando el cumplimiento de éstas
3.-
A servir al prójimo. Están
preocupados por nosotros y quieren ayudarnos en las diversas circunstancias que
se nos presentan a lo largo de la vida. Esto nos debe animar a servir
generosamente a nuestros hermanos y a compartir con ellos penas y alegrías y
los dones que nos ha dado Dios.
San Bernardo y el ángel de
la Guarda
En
el año 1010, San Bernardo hizo un sermón muy célebre acerca del ángel de la
Guarda, comentando estas tres frases:
“Respetemos
su presencia (portándonos como es debido).
Agradezcámosle
sus favores (que son muchos más de los que nos podemos imaginar).
Y
confiemos en su ayuda (que es muy poderosa porque es superior en poder a los
demonios que nos atacan y a nuestras pasiones que nos traicionan)”
San Juan Bosco y los
Ángeles
San
Juan Bosco narra que el día de la fiesta del Ángel de la Guarda, un
2 de octubre, recomendó a sus muchachos que en los momentos de peligro invocaran
a su ángel de la Guarda
Don
Bosco contó la historia de dos jóvenes obreros estaban en un andamio altísimo
alcanzando materiales y de pronto se partió la tabla y se vinieron abajo. Uno
de ellos recordó el consejo oído y exclamó: “¡Ángel de mi guarda!”. Cayeron sin
sentido. Fueron a recoger al uno y lo encontraron muerto, y cuando levantaron
al segundo, al que había invocado al ángel custodio, este recobró el sentido y
subió corriendo la escalera del andamio como si nada le hubiera pasado.
Ese
obrero exclamó:
“Cuando
vi que me venía abajo invoqué a mi ángel de la guarda y sentí como si me
pusieran por debajo una sábana y me bajaran suavecito. Y después ya no
recuerdo más”.
Oración al Ángel de la
guarda
Ángel de la guarda de mi
alma, a quien Dios me envió como compañero en la tierra, protégeme de las
trampas del maligno, y ayúdame a caminar siempre como hijo de Dios, mi Creador.
Ángel custodio de mi alma,
cuyo conocimiento perfecto sirve lo que es verdadero, líbrame de engaños y
tentaciones. Ayúdame a conocer la verdad, y siempre a vivir en ella.
Ángel custodio de mi alma,
que alabas a Jesucristo, el único Hijo de Dios, que sacrificó su vida por amor
a nosotros, ven y sé mi sostén a medida que aprendo los caminos del amor
divino, de la generosidad del sacrificio, de la mansedumbre y la humildad de
corazón.
Gracias te doy, mi amigo
celestial, por tu cuidado vigilante perenne. En el momento de mi muerte,
llévame al cielo, donde el único y verdadero Dios, que es la luz, la verdad y
el amor, vive y reina por los siglos de los siglos.
Amen
Por
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Artículo
publicado por pildorasdefe.net