HOY EL RETO DEL AMOR ES DAR FRUTO

Llamados a dar fruto

Hola, buenos días, hoy Verónica nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

Como ya sabes, estamos cultivando un huerto. Por ahora, hemos plantado todo dentro del invernadero y, cuando empiece el buen tiempo, lo pasaremos afuera. Nos turnamos para ir a regar. Cuando nos explicaron cómo se tenía que cuidar cada planta, casi nos morimos... que si una necesita poco sol, pero regado abundante; que si una mucho sol y regado medio; a las lechugas no se les puede regar por arriba porque cogen bichitos, etc.

Cada planta tiene una manera distinta de ser cuidada para que cada una vaya creciendo a su ritmo. No todas crecen igual de rápido, hay algunas que tardan un poco más, o que sus hojas son más pequeñitas. Pero lo que me impresionó es que todas dan fruto, tanto los tomates, como las fresas, como las zanahorias...

Vi reflejada a la Iglesia. Cada uno de los miembros que pertenecemos a ella somos únicos e irrepetibles, necesitamos nuestro tiempo único de sol, de regado, necesitamos unos cuidados concretos. Y todos estamos llamados a dar fruto.

Cuántas veces te has sentido uno entre un millón, te has sentido uno más del grupo, no te has sentido acogido y querido. Sin embargo, la realidad no es ésa. Tú eres único e irrepetible, eres amado, ésa es nuestra verdadera identidad: la de amados. Tú eres acogido, tú eres aceptado, tú eres querido por Cristo.

Cristo sabe el sol que necesitas, sabe cuándo te falta el agua, o cuándo necesita quitarte algunas hojas secas. Él te conoce mejor que nadie. Realmente el Señor sólo sabe contar hasta uno, sabe contar hasta ti, y después se pierde.

Me imagino a Jesús hablando a solas con cada uno de sus discípulos, escuchando sus alegrías, sus miedos, sus ilusiones, y mostrándoles con su acogida y su cariño el amor que les tenía el Padre.

Hoy el reto del amor es dar fruto. Hoy mira a los de tu alrededor: en tu trabajo, a tus compañeros, en tu familia... y pregunta al Señor qué cuidados necesita cada uno. Si alguno necesita una cena especial, si otro necesita que le escuches, un abrazo, una sonrisa... deja que Él cuide en ti a los de tu alrededor.

VIVE DE CRISTO


Fuente: Dominicas de Lerma