Exhortación
del Papa Francisco a los Hermanos Maristas con ocasión del Bicentenario de la
Fundación de la Congregación y del XXII Capítulo General que tendrá lugar en
Colombia, el próximo mes de septiembre
“El
religioso-educador tiene que cuidar su campo interior, sus reservas humanas y
espirituales, para poder salir a sembrar y cuidar el terreno que le han
confiado. Deben ser conscientes que el terreno que trabajan y moldean es
sagrado, viendo en él el amor y la impronta de Dios”, exhortación del Papa
Francisco a los Hermanos Maristas con ocasión del Bicentenario de la Fundación
de la Congregación y del XXII Capitulo General que tendrá lugar en Colombia, el
próximo mes de septiembre.
En
su Mensaje, dirigido al Superior General de los Hermanos Maristas, Emili Turú
Rofes, el Pontífice resalta los esfuerzos que realiza la Congregación para
elaborar un programa de renovación que supone mirar con agradecimiento el
pasado, discernir el presente y abrirse con esperanza al futuro, sintetizado en
el lema: «Un nuevo comienzo».
En
este sentido, el Santo Padre señala que la gratitud es el primer sentimiento
que brota del corazón. “Se necesita esta actitud de reconocimiento – afirma el
Papa – para valorar las obras grandes que Dios ha hecho a través de ustedes.
Así mismo, dar gracias nos hace bien; nos ayuda a reconocernos pequeños ante
los ojos del Señor y deudores de una tradición que nos ha sido dada sin haber
hecho nada por nuestra parte”. Durante estos dos siglos de existencia, agrega
el Obispo de Roma, se han transformado a su vez en una gran historia de entrega
en favor de niños y jóvenes, que han acogido a lo largo y ancho de los cinco
continentes y los han formado para que fueran buenos ciudadanos y, sobre todo,
buenos cristianos.
Sin
embargo, precisa el Papa Francisco en su Mensaje, no basta contemplar el
pasado, sino que es necesario realizar un discernimiento del momento presente.
“Es justo que se examinen y es bueno que lo hagan a la luz del Espíritu.
Discernir es reconocer con objetividad y caridad el estado actual,
confrontándolo con el espíritu fundacional”. Por ello, el Pontífice evoca la
figura de San Marcelino Champagnat quien para su tiempo, fue un innovador en el
ámbito educativo y de la formación. “Él mismo experimentó la necesidad del amor
– afirma el Papa – para poder sacar a relucir las potencialidades que cada
chico lleva escondidas dentro de sí”. La tarea del educador es de entrega
constante y tiene una carga de sacrificio; sin embargo la educación es cosa del
corazón, esto la hace diferente y sublime.
Finalmente,
antes de concluir su Mensaje, el Papa Francisco los animó a que se abran con
esperanza al futuro, caminando con espíritu renovado; no es una ruta diferente,
dijo el Pontífice, sino vivificada en el Espíritu. “La sociedad de hoy necesita
personas sólidas en sus principios que puedan construir un mundo mejor para
todos y dar testimonio de lo que creen”. Recordando el lema de este Instituto
religioso, el Papa señaló que es ya todo un proyecto de vida: «Todo a Jesús por
María, todo a María para Jesús». Esto quiere decir dijo el Pontífice, confiar
en María y dejarse guiar por ella en su humildad y servicio, en su prontitud y
entrega silenciosa; son actitudes que el buen religioso y educador tienen que
transmitir con su ejemplo.
Renato
Martínez
Fuente:
Radio Vaticano
