Mis razones y yo...
Hola,
buenos días, hoy Verónica nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El
otro día estaba yo metida en mis razones, intentando convencer a todo el mundo
(al Señor incluido) de que yo tenía la razón. Además, no entendía nada que
fuese contrario a lo que opinase yo. Cuando nos ponemos así, Lety siempre nos
dice: "Puedes tener toda la razón del mundo, pero no tienes amor, no
tienes a Cristo". Entonces me vino esta frase a la cabeza y fue como si el
Señor me dijese: "Es que no tienes que entender todo ahora; lo entenderás,
pero todo a su tiempo".
Hoy
se te presentarán situaciones así en las que no entiendes cómo piensa la otra
persona, por qué actúa de determinada manera o por qué dice las cosas que dice.
Y ese querer justificarte hace que entres en juicios, y a la otra persona la
matas en tu corazón, se te va la Paz, la alegría...
La
verdad es que poco a poco me voy dando cuenta de que lo que nosotros pensamos,
hacemos o decimos, no es siempre lo correcto. Y el Señor, a medida que pasa el
tiempo, te va abriendo la mente para darte cuenta.
Hay
veces que hay que dar un salto, confiar... Cristo es un misterio en sí, (y de
cuántas cosas nos enteraremos en el Cielo), pero nuestra limitación humana no
nos permite saber algunas cosas. Por eso, hoy deja que Cristo entre en tus
razones y las calme, que en tu vida no domine la razón, sino la fe. Si te das
cuenta, Cristo, en el Evangelio, nunca pide cosas lógicas: que si bañarse en
una piscina, que si repartir 5 panes y 2 peces a miles de personas... Sin
embargo, lo que sí que nos pide es fe. La fe es la que hace el milagro. Y es
entonces, cuando ocurren las cosas más irracionales, cuando eres la persona más
feliz del mundo y tienes paz en tu corazón.
Hoy
el reto del amor es soltar la razón, dejar de dar vueltas a la cabeza y dar un
salto de confianza. Cuando te vengan a la cabeza todas las razones para
justificarte, páralas, y, en su lugar, reza un Ave María a la Virgen: que ella
nos enseñe a confiar en el Señor y, aunque no entendamos, esperar en Él.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma