Cristo te espera en la
debilidad
Hola,
buenos días, hoy Verónica nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Las
Jornadas Monásticas son impresionantes, ves al Señor pasar por la vida de las
personas, ves muchos milagros. Pero no os podéis imaginar la coordinación que
hay que tener aquí dentro para sacarlas adelante.
El
fin de semana pasado tuvimos una y, como siempre vamos a última hora, me
agobiaba un poco el hecho de que faltasen cosas. Cuando se lo entregué al Señor
pude ver cómo cada hermana era importantísima. Me impresionó cómo cada una iba
haciendo pequeñas tareas de la Jornada: fotocopiar temas, hacer los rosarios,
preparar la liturgia... Yo me imaginaba haciendo todo eso sola y no podría,
necesitábamos unas de otras para que todo estuviese a punto. Eso fue trabajo en
equipo.
Hay
momentos muy fuertes de debilidad en los que te supera el trabajo, te superan
los hijos, te supera la muerte de un ser querido. En esos momentos te invito a
apoyarte en tus hermanos, en la Iglesia, que es Madre. No estás sola ante el
peligro, Cristo siempre está para hacerse fuerte en ti. Es un misterio que el
Señor permita algunas situaciones, sin embargo, Él las aprovecha para
encontrarse contigo. Es verdad que solemos ir de fuertes por la vida, pero hay
situaciones en las que nos sentimos tan débiles que... ¿a qué podemos
agarrarnos? En esos momentos, sólo queda Cristo. Es en esos momentos cuando
empezamos a contar con los hermanos que Él nos regala.
Deja
que Él entre en tu corazón. Cristo te espera en esa debilidad, en cada hermano
que va a prestarte su ayuda. Cristo no predicó al mundo solo; contó con sus
discípulos. Él era hombre, pero también era Dios, podría haberlo hecho solo
perfectamente, sin embargo, no lo hizo... y, si Él no fue de fuerte, se mostró
débil y necesitado de hermanos, ¿por qué nosotros nos obcecamos en ir solos por
la vida?
Hoy
el reto del amor es ir ante un Sagrario y pedirle a Él que sea fuerte en ti. Tú
no tienes que serlo. Entrégale eso que te supera. Te aseguro que vas a
encontrar mucha paz para que ese acontecimiento no te mate, sino que te haga
crecer en confianza. Déjate cuidar por los hermanos, deja que ellos te ayuden
en eso a lo que tú sola no llegas.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma