Los hermanos nos ayudan a
servir
Hola,
buenos días, hoy Verónica nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Nos
tocaba encargarnos a Israel y a mí de la cocina porque las demás del Novi
tenían que ir al médico por la alergia. La comida era muy fácil y rápida de
hacer, así que nos sobró un ratito antes de servirlo a las demás hermanas. Yo
iba directa a ponerme a trabajar en mis cosas cuando, de repente, vi a Israel
haciendo las camas de Lety, Sión y Joane. ¡Me sorprendió, porque aquel día el
Evangelio iba sobre el servicio! "Aquel que quiera ser el primero, que sea
el último de todos". No lo dudé, y me puse a hacer las camas con ella.
Es
increíble cómo la Palabra del Señor está viva: en la oración de la mañana le
había pedido al Señor situaciones en las que poder servir, y Él me las regaló.
Hoy
puede que te sientas tan pequeño que no seas capaz de ver esas situaciones:
tienes muchas tareas que hacer, tienes la cabeza en tantas cosas a la vez que
no te dejan pensar en los demás. Te centras en lo tuyo, y los demás que se las
arreglen. O quizás no sepas ni cómo hacerlo, no sabes cómo acercarte a esa
persona por miedo a que no te dé las gracias o que no valore tu tiempo y tu
esfuerzo.
Me
imagino a los discípulos, caminando cansados después de predicar el Reino de
Dios, con ganas sólo de descansar... y cómo aparecía una persona en ese momento
con sed de una Palabra, de un milagro en su vida, y seguro que el ver a Jesús,
que ni siquiera paraba para descansar, acogiendo con amor a todo el que se les
acercaba, les hacía salir de sí mismos e ir con Él a donde fuese.
El
Señor muchas veces nos enseña a través de los hermanos: el verles a ellos
servir, te hace salir de ti mismo y ayudarles. Cuántas veces se nos presentan
situaciones en las que podemos echar una mano, sobre todo en las cosas más
sencillas (en las que ni siquiera se ven pero, si nadie las hace, se nota un
montón), y no somos capaces de verlas...
Hoy
el reto del amor es ayudar a alguien que está sirviendo: poniendo la mesa,
echando una mano con la comida, ayudando al que va cargado... ¡no pierdas la
oportunidad que te da el Señor para entregarte! Deja que el Señor te muestre
esas situaciones.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma