El Monasterio Valle de Nuestra Señora se fundó en 1957 cuando seis monjas de un convento cisterciense en Frauenthal, Suiza, llegaron el Día de Acción de Gracias
En
un monasterio del Estado de Wisconsin (Estados Unidos) está sucediendo algo
inusual, y es que próximamente ingresará a la vida monástica
la cuarta religiosa “millennial” que abandonó su profesión para dedicarse al
servicio de Dios y de la Iglesia.
En
cuatro semanas, Erin Wells, de 24 años, ingresará como postulante al Monasterio
Valle de Nuestra Señora por el periodo de un año, luego de haber obtenido un
grado en ingeniería mecánica de la Universidad Estatal de Ohio.
De
este modo, seguirá los pasos de tres religiosas contemplativas que ya forman
parte de esta comunidad perteneciente a la Orden cisterciense y que se
encuentra en el Condado de Sauk.
La
hermana Christina Marie, de 33 años, era entomóloga. Sor Mary Bede, de 30 años,
pretendía convertirse en violinista profesional, mientras que la hermana Mary
Benedicta, de 36 años, estudió para ser ingeniera aeronáutica.
Erin
Wells llegará al monasterio el 21 de marzo. Venderá su vehículo, dejará de la
mayoría de sus posesiones y llevará apenas unas cosas incluyendo una Biblia y
su Rosario.
Luego se vestirá con su hábito blanco, portará un velo y tomará un nombre
religioso. Dentro de cinco años decidirá si hace o no un voto permanente.
"Fui
a la universidad pensando que iba a ser ingeniera, trabajar para Honda, viajar
a Japón todo el tiempo, ser rica y escribir un libro que sería un best-seller",
dijo en una entrevista al medio The Capital Times.
Sin
embargo, Wells aseguró que “el Señor le reveló que la vida religiosa era
abrazar al mundo como hija de Dios”.
De
sus primeros planes para convertirse en profesional y viajar, dijo: “yo estaba
totalmente conforme con dejar ir la profesión cuando algo mejor surgió. Puedo
pasar todo mi tiempo con Jesús, ¿qué más podría desear?”.
Wells
se sumará a un número cada vez mayor de religiosas que entran al Monasterio
Valle de Nuestra Señora, sin embargo, en todo el país, el número de monjas y
sacerdotes ha disminuido drásticamente.
Por
su parte, la hermana Christina Marie era Chrissy Murphy en el tiempo en que
investigaba insectos microscópicos y su papel en la descomposición del suelo en
Puerto Rico. Acababa de graduarse de la Universidad de Colorado con una
maestría, de entrar en una relación sentimental, y estaba planeando entrar en
un programa de doctorado.
“Todo
estaba cayendo en su lugar, excepto que no tenía ninguna paz. Todavía había
algo que no estaba bien y en ese momento de mi vida, sabía que necesitaba darle
una oportunidad a Dios”, aseguró.
Después
de “una gran agonía, oración y lágrimas”, sintió que no podía ingresar al
programa de doctorado. Dejó Puerto Rico y buscó una comunidad religiosa.
La
hermana Christina Marie entró al monasterio hace nueve años, a la edad de 24.
Se sintió atraída por la serenidad en el centro de la vida monástica. Sus
colegas y su novio quedaron atónitos.
"Sí,
la gente definitivamente piensa que estás malgastando tu vida. Pero es
realmente una gran ganancia, simplemente en un plano diferente. Requiere una
visión de la fe para poder entender la vocación porque es mística”, explicó.
Aunque
las religiosas están separadas de otras personas, "eso es solo
físicamente", dijo la Hermana Christina Marie.
"Estamos
muy presentes a las penas y las alegrías, las luchas y los sufrimientos del
mundo. Es difícil explicar lo que es. Siempre es algo misterioso porque Dios
habla al corazón y al individuo de una manera misteriosa”.
La
hermana Mary Bede, antes Abigail Berg, entró en el convento hace nueve años a
la edad de 21.
Ella
luchó por renunciar a su amor por los estudios y por su diligente
interpretación de violín, una habilidad y pasión que había marcado su vida
desde los 3 años de edad. Se le permitió llevar su violín al convento, pero no
suele tocarlo muy seguido.
“Uno
puede pensar ‘ah, sí, puedo dejarlo todo’, pero entonces cuando se trata de
hacer ese sacrificio, puede ser más doloroso de lo que piensas”, detalló.
En
el convento se dejan de lado los apegos. Se revela el núcleo de la personalidad
de una hermana y luego se le enseña a dejarlo ir. Solo pueden hacerlo confiando
en Dios. No hay nada más a lo que aferrarse o nada para medir el logro o el
éxito.
Por
último, la hermana Mary Benedicta fue Starsha Johnson cuando estudió ingeniería
aeronáutica en la Universidad de Illinois.
No
fue criada católica y no sabía nada acerca de las monjas. A regañadientes
asistió a un día una iglesia católica cuando estaba en la universidad solo
porque un compañero de su carrera le pidió que lo intentara.
Después
de dar muchas excusas finalmente cedió, pero no sabía lo que estaba haciendo o
por qué estaba allí. Se paró cuando la gente se arrodilló para orar. No estaba
segura de lo que era la Eucaristía, ni de cómo aproximarse a ella.
Más
tarde aprendió el propósito de la Misa y
cómo recibir la comunión. La hermana Mary Benedicta pensó: "¿Así que Dios
no es solo una palabra de tres letras (God)? ¿Es una persona? Bueno, ahora
sabiendo eso, necesito intentarlo de nuevo”.
Ella
volvió, ahora para recibir la comunión, y fue entonces cuando todo cambió.
“Me
sentí increíble. Estaba tan emocionada en el interior. Era impresionante. Fue
un gran sentimiento”, dijo.
Entró
en el monasterio cuando tenía 26, y 10 años más tarde, es ahora directora de
vocaciones. Es el principal punto de contacto para Wells y otros postulantes
porque se les permite hablar con ella en cualquier momento durante su primer
año.
El
Monasterio Valle de Nuestra Señora se fundó en 1957 cuando seis monjas de un
convento cisterciense en Frauenthal, Suiza, llegaron el Día de Acción de
Gracias. Luego se trasladaron a Wisconsin a petición del primer Obispo de la
diócesis de Madison, Mons. William O'Connor.
Fuente: ACI